Introducción

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Algunos expertos de la salud mental, afirman que 1 de cada 3 adolescentes entre las edades de 13 y 18 puede tener un trastorno de ansiedad. Lamentablemente, pocos son los que reciben tratamiento después del diagnóstico. La mayoría no entiende lo serio que es este asunto, porque en la comunidad latinoamericana todavía hay prejuicios hacia los trastornos mentales. Por razones culturales, se ha infravalorado el efecto de la terapia en los jóvenes, los cuáles, se convierten en adultos menos capaces para hacer sus tareas cotidianas.

La mejor manera de tratar a alguien con ansiedad es con fármacos por prescripción médica o con la muy conocida Terapia Cognitiva Conductual. A veces los pacientes recurren a la combinación de estos tratamientos y han logrado vencer sus problemas emocionales. Otros se exponen a situaciones extremas con el fin de enfrentar sus miedos, y al hacerlo, quitan la barrera que los priva de sentir libertad.

Además de la ansiedad, existe un trastorno de conducta que es muy debatido entre los profesionales, se trata del TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad). De hecho, hay quienes rechazan ese nombre y dicen que es algo inventado para excusar la flojera o la procrastinación de los alumnos. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que es un problema que afecta del 5 al 11 por ciento de los niños y puede prolongarse hasta la adolescencia. Si los padres y profesores toman medidas en una etapa temprana de los estudiantes que lo padecen, el desempeño escolar de ellos mejorará. Hasta podrían ayudarles a desarrollar sus habilidades. Pero muchos ni siquiera son conscientes de la existencia del TDAH.

También notarán que en mi obra, se habla de la dislexia, que solo es un problema de aprendizaje que obstaculiza la correcta lectura y escritura. Sin embargo, algunas personas que la presentan, deciden callarlo para no ser objeto de burlas. Cabe destacar que la ignorancia debería dar más vergüenza, y es que muchos piensan equivocadamente que es una enfermedad mental. Conocer más sobre este tema, ayudará al lector a mostrar empatía.

Por lo tanto, surge la pregunta: ¿Es posible que alguien tenga problemas de ansiedad, de conducta y de aprendizaje al mismo tiempo? Es poco común pero, si tiene algún trastorno hereditario, un pasado difícil y circunstancias desfavorables, daría paso a un comportamiento parecido a los del personaje que creé en esta historia. Aun así, admito que cada una de sus vivencias, las imaginé de forma espontánea.

Para aclarar el contexto, la narradora de los acontecimientos tiene unos 28 años de edad, ya ha cumplido muchos de sus objetivos en la vida y está haciendo referencia a lo que le pasó en su temprana juventud. Desde su perspectiva, da ideas de cómo pueden tratar a alguien con problemas emocionales y lo importante que es ponerse en sus zapatos. Describe muchos de sus propios defectos, ese ímpetu que caracteriza a los adolescentes, pero se remonta a una época donde aún no se conocía la palabra bullying. Sin embargo, en su país ya se utilizaba el teléfono y el internet.

Aunque no soy profesional en psicología, mi obra da énfasis a lo importante que es la salud mental, y destaco que siempre es bueno enfocarse en un objetivo y luchar por él, sea que tengan que cursar estudios superiores o no. Ha requerido esfuerzo e investigación para adaptarlo a un entorno realista, que fuera una historia con la que podrían identificarse. Por esa razón, los personajes se desarrollan en un ambiente tropical, como es propio de la gente en donde vivo. Incluso, un árbol de mango es protagonista desde el primer capítulo hasta el último.

La escritura es hermosa en cada una de sus direcciones, tanto para quien lee como para el escritor. Tomando en cuenta eso, espero que el lector se deleite en cada una de las páginas que, en lo personal, cambiaron mi perspectiva como autora. Después de terminarlas, les aseguro que serán más empáticos, van a replantear sus metas y querrán esforzarse por alcanzarlas. Deseo que disfruten de esta novela original, educativa y juvenil.

Una carta entre silenciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora