Y te darás cuenta,
tarde o temprano,
de que este mundo
no se deja ignorar.
Cuando los gritos desesperados,
pidiendo piedad y salvación,
traspasen las manos que tapan tus oídos.
Cuando se abran tus ojos
cerrados por aquel beso
y veas que ya no existen
las hadas madrinas.
Cuando se congele tu corazón
que vive envuelto en una delgada capa
del amor que te tocó darnos.
Cuando te toque despertar
y enfrentar lo que fue de nosotros.
Y entonces no cometerás el
error que nosotros sí.
Y entonces serás feliz
conviviendo con nuestros restos.