Sus huesos estaban tan marcados,
Que respiraban por si mismos.
Sia no supo que era perfecta,
Hasta el día en que fue muy tarde.
Y para ese entonces,
La comida también la odiaba a ella.
Sus huesos estaban tan marcados,
Que respiraban por si mismos.
Sia no supo que era perfecta,
Hasta el día en que fue muy tarde.
Y para ese entonces,
La comida también la odiaba a ella.