Era orgullo.
Era sarcasmo.
Era ironía.
Era dolor.
Ariadne era.
E incluso después de ser,
Ariadne siempre seguiría siendo.
Era orgullo.
Era sarcasmo.
Era ironía.
Era dolor.
Ariadne era.
E incluso después de ser,
Ariadne siempre seguiría siendo.