Julieta tenía su casa, repleta de relojes.
Tenía planeado, si era necesario, esperar toda su vida.
Julieta tenía miles de sueños.
Tenía planeado, si así tenía que ser, imaginar cada día que restaba.
Julieta tenía un corazón, lleno de deseos.
Tenía planeado, si eso era posible, guardar su cordura para el día en que el sol saliera.
Pero, Julieta, querida. La realidad no espera para siempre...