Malvina adoraba el amargo sabor del café quemando su garganta.
Malvina adoraba el dulce olor que habitaba luego de una lluvia.
Malvina adoraba el sonido de las hojas otoñales siendo pisadas por sus zapatos negros.
Malvina adoraba los ojos cansados y oscuros que Él poseía.
Malvina adoraba simples detalles de la vida que le recordaban que estaba viva.
Estaba.
***
Espero que se encuentren muy bien, porque realmente lo merecen.
Tan sólo decirles que adoro pasar mis madrugadas con un café y mi celular, leyendo todo el cariño que me dan sin pedir nada a cambio.
De verdad, les digo, los adoro muchísimo.
Gracias por creer en mí más de lo que yo misma lo hago, mis desconocidos.
-v.
Pd.: perdí mi cuaderno en el cuál tenía anotado todos los nombres que aún les debo (son unos cien, perdón, es que estuve bloqueada mentalmente). En fin, sé que es molesto, pero para mi sería ideal que comentaran qué nombres me habían pedido y así yo empezar ya mañana a escribir los capítulos en el orden en que los comentarios estén. Soy un desastre, pero uno que los adora.