𝟎𝟔𝟖

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(2)

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(2)

Al entrar al lugar, Juan vio la cabellera mojada de Spreen desde la puerta, y se detuvo un segundo en el umbral.

Los brillantes y adorables ojitos de Spreen lo miraron un momento, y Juan comenzó a sentir su corazón latir más rápido.

Sus miradas se encontraron por un segundo, aunque el menor fue quien apartó la vista primero.

Juan pensó en huir, pero le había dicho a Reborn que se quedaría allí.

Así que corrió la puerta a su espalda, cerrándola y dejando la toalla a un lado, un poco alejada de los bordes, y dudó un momento en si meterse o no.

Miró a Spreen, quien le estaba dando la espalda, flotando cómodamente en la parte más profunda.

Suspiró por lo bajo, antes de sentarse, dejando sus piernas dentro del agua.

— ¿No estabas con Auron?. — Le preguntó, solo para cortar la tensión.

— Fue al baño. — Respondió Spreen.

Juan asintió, por más que el chico no lo vio.

— Reborn estaba en el baño, así que tardarán un rato.

Spreen no respondió.

Tuvo aún más ganas de irse, aunque esperó unos segundos para levantarse, acercándose a la puerta.

Spreen se dio cuenta de aquello, aunque no lo demostró.

Se sentía mal.

Juan tomó la manija de puerta, pero apenas pudo abrirla unos centímetros cuando esta volvió a cerrarse de golpe.

Intentó abrirle de nuevo, pero la fuerza de otra persona no lo dejaba.

— ¡No se van hasta que se arreglen!.

— ¿Reborn? ¡Deja de incluirnos siempre en tus planes!.

— Deja de caer siempre en mis planes. — Contraatacó.

— ¡Mierda! ¿Cuánta fuerza tienes?. — Juan seguía intentando, pero ya no por escapar, sino porque se convirtió en un reto.

— Es un dos contra uno, bobo.

— ¿Dos?.

— Auron. — Afirmó Spreen, desde el agua.

Juan soltó la puerta con brusquedad, cansado de todo eso, y encajando todas las piezas en su cabeza.

Si ese era un impulso por parte de sus amigos para arreglar las cosas, sentía que no estaba listo.

Miró la puerta un momento, y juntó valentía antes de voltearse y volver a caminar hacia la piscina rápidamente y con decisión.

Siempre, en lo que respectaba a Spreen, se sentía nervioso, muy inquieto, y le había costado bastante acostumbrarse a los besos o mimos cuando estaban a solas.

Pero en temas serios, importantes de la relación (incluso en el momento de confesarse) simplemente no sabía cómo reaccionar.

Sintió sus manos temblar, y se metió en la piscina, pero el agua pareció llevarse toda su valentía, y se congeló ante la mirada de Spreen.

— No quiero que hablés conmigo si Reborn te está obligando. — Dijo el menor. — No tenés que hablarme si no querés.

Quiso disimular con una tos cómo su voz se quebró al final, pero no pudo.

Juan se mordió el labio, sintiendo su corazón estrujado.

— No, Reborn está ayudando porque yo le pedí ayuda. — Habló, captando la mirada de Spreen. — Porque soy muy inseguro para hablar, y tengo miedo de perderte si vuelvo a cagarla...

Mirando directamente a los ojos de Spreen, continuó.

— No debí dejarte así el otro día. Estuve mal, y fui un idiota contigo. — Spreen solo lo miraba, esperando cada palabra. — En verdad, me gustaría que tuvieras tanta fe en ti mismo, en el tratamiento, y en volver a caminar como yo la tengo... Porque sé que puedes lograrlo.

Los ojos de Spreen se llenaron de lágrimas.

— Pero es tu decisión, y es algo que entendí tarde. — Continuó, comenzando a acercarse con lentitud a Spreen. — Te grité, y te dije las cosas mal porque... No sabía escucharte, y tampoco apoyarte. No digo que sea un experto ahora, pero... ¿Por qué no quieres seguir?.

Spreen se mordía el labio nervioso, y un hipido de llanto escapó de ellos.

Juan, inconscientemente, se acercó más a él, colocando sus manos en su cintura para darle apoyo.

— Tengo miedo. — Respondió Spreen, mirándolo con los ojos desbordantes de lágrimas que le rompieron el corazón. — De decepcionarme... ¿Y si no funciona? ¿Y si sigo en silla de ruedas toda mi vida porque ese tratamiento y todo el esfuerzo, fueron en vano?.

Juan se sintió aún peor.

Tirando de ambos hacia la parte más baja, lo suficiente para que pudiesen ponerse de pie, abrazó a Spreen con todas sus ganas, dejando que él llorara, sin poder evitar que unas lágrimas se le escaparan también.

— Ante cualquier cosa que decidas, te acompañaré. — Habló Juan. — Si no quieres seguirlo, seguiré a tu lado. Y si quieres... Voy a estar ahí para pelear contra tus miedos, porque yo confío en que lo lograrás. Y aunque no sea así... Seguiré a tu lado igual, te querré igual y todo seguirá bien.

Spreen calmó un poco su llanto con esas palabras, y se apartó un poco del abrazo para mirarlo.

El agua llegaba hasta sus hombros, así que podía permanecer de pie, delante de su chico, mirándolo frente a frente.

Encontró que se sentía muy bien, y sonrió.

No sabía lo tanto que necesitaba escuchar un apoyo como ese.

— ¿Me perdonas?. — Preguntó Juan.

Spreen asintió, tomando las mejillas de Juan para besarlo con lentitud.

Spreen asintió, tomando las mejillas de Juan para besarlo con lentitud

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𝐌𝐔𝐓𝐄  ⭑  𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘  ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora