𝐌𝐔𝐓𝐄 ⭑ 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘 ¹

𝟎𝟎𝟔

Mara le hizo prometer a su hermano que iba a cuidar a Raúl Álvarez.

Aunque Auron nunca supo por qué, la verdad era que Mara no soportaba a los matones.

Ella misma, en sus tiempos de estudiante, era la encargada de defender a los que no se defendían por sí mismos.

Pero ella ya había terminado el colegio, y no podía defenderlo.

Confiaba en que a su hermano dejaría de importarle una mierda todo, si al menos iba a la escuela para cuidar de él.

Por más que una parte de Auron estaba ofendida, porque no quería ningún guardaespaldas, una parte de él sabía que no le haría mal.

Y la idea de que Reborn lo cuidara, le gustaba.

Al día siguiente, Reborn se había sentado en el banco junto al suyo, mandando a la mierda a la chica que reclamó su lugar.

Auron se había ganado miradas de odio por parte de la chica y de sus amigas, pero Reborn le dijo que si no podía decirles nada, él lo haría.

Eso le había causado gracia y había soltado una risa muda.

No pudo evitar ruborizarse, cuando vio a Reborn sonreír por aquello.

Se preguntó si lo hacía porque su risa sin ruido era muy ridícula, o si él mismo era ridículo.

Esos pensamientos lo habían hecho bajar la cabeza, avergonzado, y Reborn se había dado cuenta de su cambio.

— ¿Qué pasa, Auron?. — Preguntó con amabilidad, doblándose para mirar a Auron al rostro, que tenía agachado.

El chico negó, aunque sus manos se movieron en un gesto que Reborn no pudo entender.

El mayor suspiró un poco.

No sabía nada de Auron, pero parecía que él no se había acostumbrado a no usar el lenguaje de señas.

Reborn tomó su cuaderno de notas y una lapicera, dejándolo caer sobre el banco de Auron, y haciendo que el chico se irguiera con sorpresa.

— Di lo que quieras. — Dijo, señalando al cuaderno.

Auron tomó la lápicera con duda, escribiendo lentamente y con vergüenza.

Luego, le alcanzó el cuaderno a Reborn.

"¿Soy ridículo?" Preguntaba en la hoja.

Reborn frunció el ceño, mirando las palabras.

Luego, alzó la vista para ver a Auron, quien volvió a mirar hacia abajo, pero notó el brillo de las lágrimas.

Enojado, Reborn arrancó la hoja del cuaderno, rompiéndola en muchos papelitos, haciendo que Auron lo mirara.

Juntando la hoja rota en su puño, y apretándola con fuerza, Reborn se inclinó hacia Auron, mirando directamente sus ojos.

— No tienes nada de ridículo, Auron.