Capítulo 1: El naufragio.

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No sabía si era el contexto de la situación o incluso las largas batallas libradas y lo poco que el gobierno se encargaba de capturarlo, pero una cosa era segura, estaba aburrido. Muy aburrido.

Desde que Roronoa Zoro lo retó a un duelo a muerte, no había tenido más emociones. Quería por todos los dioses...si es que existían, algo fuera de lo común en su vida puesto que el joven espadachín ya se había convertido en un buen contrincante y no lo sorprendía para nada.

Quería tener algo nuevo que probar o derrotar, algo que representara un reto y no lo estaba consiguiendo. Perona a quien consideraba una amiga -aunque no lo expresara- le había dicho que tenía que aprender a vivir como un humano de carne y hueso. Que saliera al mundo, no como Dracule "ojos de halcón" Mihawk el guerrero del mar más temido, sino solo como Dracule Mihawk, el humano con sentimientos.

Poco le importaba si la gente lo veía y corría despavorida o si el gobierno mundial cancelaba la recompensa por su cabeza porque nadie era capaz de atraparlo. El solo quería lo que era interesante para él.

Una tarde, caminando sin rumbo por la costa de la isla, se vio atraído por un cuerpo que flotaba gracias a un pedazo de madera. Lo ignoró al menos unos minutos, no sé consideraba un alma de buen corazón no tendría que preocuparse por ello y, sin embargo, fuera de todo pronóstico se sacó las botas y se arremangó el pantalón para meterse al agua y llevar a quien sea que se encontraba allí, hasta la playa.

Grande fue su sorpresa al percatarse de que era una mujer de pelo negro que portaba el uniforme de la marina rasgado por todos lados haciendo que poco le tapara. Parecía estar inconsciente, no llevaba armas de ningún tipo -al menos no a la vista- así que estando seguro de que no sería una trampa, la tomó en brazos para poder ponerla a salvo. La mujer se removió al acomodarla, suponía que estaba soñando algo tal vez, así que la tomó con más firmeza y salió del agua. Tomó sus botas con una de sus manos y se dirigió al castillo.

–Perona – le llamó – ¡Perona! – insistió hasta que la susodicha le hizo caso y llegó a su encuentro.

–¿Qué te ocurre Mihawk? – venía flotando, tallándose los ojos a causa de haber estado durmiendo– ¿Quién es ella? – le preguntó una vez despierta.

–La encontré flotando mientras caminaba, necesito que le prepares un baño caliente y algo de ropa.

–ah ¿¡Por qué yo!? – se quejó haciendo un puchero.

–Porque eres una mujer aparentemente y sería inapropiado que yo la cambiase. – le explicó tranquilo.

–¿Como que aparentemente!? ¡Te informo que soy una mujer! – siguió gritando, sin embargo, se fue hasta una de las habitaciones vacías, seguida del hombre que cargaba a la inconsciente mujer y abrió la puerta del baño. Llenó la tina, él depositó a la chica en la bañera una vez el agua estaban caliente y se fue, dejándole el trabajo a la pelirosa. Con esmero limpio la tierra y la sangre del cuerpo de la joven cuidando de no lastimarla de más pues tenía cortaduras y agujeros de balas aquí y allá, sin duda habría estado en una batalla. Una vez bañada, tiró el agua de la tina y empezó a curarle las heridas.

Cuando estuvo lista, Perona pidió ayuda a Mihawk para recostarla en la cama, claro que la extraña tenía una toalla enrollada al cuerpo.

–Curé todo lo que vi, va a necesitar reposo – le dijo cansada.

–Está bien, se quedará aquí. Yo fui el que la salvó en primer lugar.

–Voy a buscarle algo para cambiarla. – y salió de la habitación rumbo a la suya.

Entre el deber y la espada -Dracule Mihawk x Oc-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora