Habiendo desayunado y ante la insistencia de Azuline de querer ayudar más, Mihawk la llevó hacia el exterior del castillo donde tenía el huerto.
–No hay mucho para hacer hoy, voy a sacar los hierbajos, tú puedes regar las plantas a las que ya se las haya quitado – le comentó Dracule.
–Sin problemas. – respondió ella.
Ambos se pusieron manos a la obra, Mihawk se arremango la camisa, haciendo notar los músculos de sus brazos, lo que no pasó desapercibido por Azuline que le miró embobada. La forma en que se contraían estos y el cómo se le marcaban las venas al ejercer un poco de fuerza, la dejaban sin habla, se sentía toda una pervertida, pero no podía evitarlo.
Habiendo terminado una hilera y no habiendo escuchado ni el agua al correr ni un comentario de Azuline, de quien sabía que le gustaba tararear cuando estaba haciendo algo, Mihawk miró hacía el costado encontrándose con que ella estaba mirándolo sin parpadear y con la boca ligeramente abierta. Le causó gracia, pero le habló para sacarla del trance.
–Te entraran insectos si sigues con la boca abierta – le dijo con su voz gruesa, lo que hizo que la pobre Reese saliera de su ensoñación y se fuera sin decir una palabra a por el agua.
Al llegar al pozo, se apoyó con sus dos manos sobre la pared de ladrillos.
–Ese hombre es un peligro... en todo sentido – se dijo a sí misma mientras se golpeaba levemente el pecho. – tengo que alejarme o va ser un problema. – Respiró hondo y ya un poco más calmada tomó el cubo y lo bajó hacia el agua y repitió el proceso dos veces hasta llenar los baldes. Una vez los tenía agarró ambos y despacio los fue llevando hasta el huerto. Mihawk ya estaba terminando de arrancar los hierbajos de la segunda fila cuando la vio llegar y se aproximó a ayudarla.
–Debiste decirme ¿Cómo se te ocurre cargar dos baldes sola? – le reprendió mientras le sacaba uno de la mano.
–De la misma forma que lo estaba haciendo – le respondió tajante, para mantener las distancias. Pero Mihawk no se lo estaba poniendo fácil, éste dejó el balde en el piso y le sacó el otro dejándolo al lado. Se acercó como un depredador a su presa y tomó la barbilla de Azuline.
–¿Acaso estás...tratando de darme más trabajo? – le susurró.
Ella se congeló unos segundos observando sus ojos y a su vez, Mihawk también la miraba, se le hacía intrigante ¿Qué clase de Haki usaría para mantenerlo así de hipnotizado? A pesar de esto, no trató de alejarse, al contrario, se habían acercado tanto que cualquiera pensaría que estaban a punto de sellar sus labios.
–Terminemos con esto. – susurró ella, con el poco autocontrol que le quedaba y fue la primera en alejarse para empezar a regar las plantas mientras él la miraba sin comprender.
En un ambiente incómodo para Azuline, terminaron las labores de la huerta entre miradas indiscretas de Dracule que se preguntaba qué había pasado en ese momento y las miradas disimuladas de ella que sentía mucha vergüenza.
Apenas ha pasado una semana y dos días, esto no puede ser. – pensaba Reese mientras lo miraba por cuarta o quinta vez en lo que iba de la jornada y volvía a su labor.
–Es todo por hoy – le dijo Mihawk, sacándola de sus pensamientos. Ella lo miró fingiendo seriedad, aunque por dentro se muriera de nervios y asintió, yéndose a dejar los baldes ya vacíos a un lado del pozo. Al llegar a la puerta que daba a la cocina del castillo fue detenida por el brazo de Mihawk extendido – ¿Te duele algo? ¿Necesitas qué revise tus heridas? – le preguntó seriamente.
ESTÁS LEYENDO
Entre el deber y la espada -Dracule Mihawk x Oc-
FanfictionAzuline Reese había dedicado su vida desde que era apenas una cadete de la Marina, luchando contra los piratas y las injusticias, sin embargo, luego de un incidente que le costó mucho, es salvada de un naufragio por el temible guerrero del mar, Drac...