Capítulo 2: Una breve historia.

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La mañana llegó a la isla Kuraigana y Dracule Mihawk se levantaba de su cama para darse un baño y arreglarse. Una vez hecho esto, camino por el pasillo encontrándose con la puerta de la habitación de la extraña, pero todavía Perona no estaba despierta... o al menos suponía que seguía dormida por la tranquilidad del lugar, por lo que no se animó a entrar solo a la habitación y siguió de largo. Grande fue su sorpresa al encontrarla en el comedor, desayunando tranquila.

–Me sorprende que te hayas levantado tan temprano – le dijo al acercarse a la mesa.

–Quería terminar con lo de la mujer extraña pronto. Quiero ir a reunirme con mi capitán. – le contestó sacándole la lengua. Al parecer, seguía enojada por, según ella, haber insultado al señor Moria.

–Que bien, entonces después de que desayune iremos a verla – respondió astuto, pues no quería tener que enfrentarse a una mujer él solo dadas las circunstancias, algo que no admitiría a viva voz.

Se sirvió en un plato lo que Perona había cocinado sin dar ningún otro comentario que lo pusiera en evidencia o que, por el contrario, no lo pusiera en evidencia, pero enojase a su amiga. Comió lento y pausadamente para retrasar el momento, sin embargo, eso no bastó y en menos de media hora, Perona se levantó al ver el plato vacío y Mihawk no tuvo opción.

–Solo es una mujer... – comentó la pelirosa al flotar por el pasillo al lado del morocho. – No va a comerte, al menos no que sepamos...

–No digas idioteces. – le contestó sin mirarla. – No es eso lo que tengo en mente. Se muy bien que puedo matarla.

Llegaron a la puerta y Mihawk fue quien la abrió para dar paso a la habitación.

–No creo que sea una enemiga, al menos no en esas condiciones. – siguió contestando Perona.

Mihawk ya no le dijo nada más, caminó hasta la cama y se sentó en ella. No la habían vigilado durante la noche lo que quizás había sido un error, pero no mostraba signos de haber sufrido fiebre y su respiración era regular.

–Oí... muchacha – le llamó él, zarandeando levemente su hombro derecho.

La mujer se movió incómoda y soltó un quejido de dolor por lo que Dracule levantó su mano y la apoyó sobre su propia pierna.

–Tengo que...seguir – susurró lo suficientemente alto como para que tanto Mihawk que estaba al lado como Perona que permanecía de pie a un lado, lo escuchasen.

–¿Qué tienes que seguir? – preguntó Perona.

Casi de inmediato, la mujer abrió los ojos al escucharla y lo primero que vio fue a Dracule Mihawk a quien reconoció enseguida, cosa que la hizo alarmarse cayendo de bruces al suelo por enredarse con las sábanas.

Mihawk simplemente se acomodó mejor en la cama con una pierna encima de esta para mirar a la mujer del otro lado. Ésta por su parte, se levantó con mucho dolor viéndose a sí misma.

–¿Qué es...? – preguntó al verse cubierta por un vestido al estilo gótico, pero en colores pastel en vez de su uniforme de la marina.

–Es mío ¿te gusta? En lo personal creo que te queda muy bien, yo ya no lo uso así que puedes quedártelo – habló atropelladamente Perona con ilusión en sus ojos.

Por fin, la mujer visualizó al fantasma que se había puesto a flotar, pero no le causó tanto miedo como le había causado Mihawk muy cerca suyo.

–¿Qué estoy... qué es este lugar? – le preguntó a la pelirosa, pero luego reparó en Mihawk nuevamente y gritó – ¿¡Fuiste tú quién que me secuestró!?

Entre el deber y la espada -Dracule Mihawk x Oc-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora