Mihawk sonreía extasiado por lo que acababa de pasar, era una emoción incomparable con otras, no era la emoción de ser perseguido cuando todavía era buscado por la marina, ni la de estar luchando contra alguien digno. Mientras que en la cabeza de Azuline se mezclaban un montón de pensamientos, algunos de ellos trataban sobre lo prohibido de ese romance que empezaba a surgir.
–¿No dirás nada? – le dijo Mihawk luego de un largo rato en silencio.
–Es que... no sé si entiendes lo que eso significa. – le contestó Azuline pensando cada palabra antes de decirla.
–Somos adultos, Azuline, está claro que ambos sabemos lo que significa. – le acarició la mejilla tiernamente, mientras sonreía de lado.
–No, no lo sabes. Eres un pirata, por más que estés trabajando para la marina no dejas de serlo y yo...
–¿Dejaras todo atrás porque soy un pirata? Eso es estúpido. Tranquilamente podrías quedarte aquí conmigo y nada cambiaría, la marina te daría por muerta y eso sería todo. – Azuline quitó la mano de Mihawk bruscamente.
–¿¡Te estás escuchando!? – grito – Puede que a ti no te importe, pero yo amo mi trabajo. – se señaló a sí misma mientras hablaba y siguió en un tono más bajo – No quiero renunciar a él.
Mihawk la miró consternado, pues algo de razón llevaba, estaba siendo egoísta, pero ¿Qué podía hacer? No quería dejar lo que todavía no había siquiera iniciado, se enojó consigo mismo por actuar como un niño, simplemente había cosas que no podían cambiar, así como así, sin embargo, sin decirle nada, salió del comedor porque si se quedaba seguro le gritaría y no quería eso. Azuline se quedó sentada en el comedor y no pudo evitar pensar en todo eso, tanto que empezó a llorar. Por un lado, estaban su deber y orgullo de ser parte de la marina y por otro sus sentimientos hacia Mihawk. No quería nada de esto, maldijo aquel día en que se distrajo de su deber.
Mihawk entró en su alcoba muy irritado, fue hasta la mesa donde tenía el vino que tomaba antes de dormir y se sirvió una copa, tomándola de un solo trago.
–Esto es ridículo. – dijo al aire. Dejó la copa en la mesa y se pasó las manos por el pelo con frustración. – Esta mujer me está volviendo loco. – finalizó diciendo y se sentó al borde la cama con la mirada perdida en el piso y un gesto de tristeza en su rostro.
Para Azuline las cosas no iban mejor, llegó a su habitación y de inmediato se tiró a la cama boca abajo, pegando un grito contra la almohada. Su frustración era igual o peor que la de Dracule porque ella tenía y quería el trabajo de marino, aparentemente.
–¿Por qué de todas las personas del mundo fue justamente él? – se dijo mientras soltaba algunas lágrimas que habían dejado de caer en el trayecto del comedor a la habitación, pero que ahora volvían con un poco más de fuerza.
Ambos cayeron dormidos uno antes que el otro y la noche pasó rápidamente para ambos.
Al despertarse por la mañana tanto Azuline como Mihawk bajaron a la cocina y se encontraron allí, más no se dirigieron la palabra y cuando se sentaron en el comedor, lo hicieron en lados opuestos de la mesa. El News Coo había llegado y el pajarito esperaba paciente a que alguno de los dos le pagase, cosa que hizo Mihawk levantándose de la mesa. Al principio cuando lo hojeo no encontró nada interesante, salvo por la recompensa de Zoro que había aumentado unos berrys y que aparentemente Perona había encontrado a su capitán Gecko Moria y estaban causando estragos en una isla, pero al dar vuelta una de las páginas se dio con la noticia que lo dejó helado en su sitio, Azuline lo miró unos segundos al percatarse que Mihawk no se movía.
–¿Estás bien? – le pregunto cauta desde su lugar.
La voz de ella causó que Mihawk la mirara unos momentos antes de reírse. Entonces Reese supo que algo no iba bien y se levantó de su asiento para acercarse a Dracule y el periódico. Al quitárselo de las manos y leerlo, su rostro se volvió pálido.
–Esto no puede ser... ¿Por qué el gobierno cancelaría el convenio con los guerreros del mar? – cambio la página rápidamente, sin embargo, ya no decía más nada.
–Ahora sí que puedes decir que te gusta un pirata. – rió Mihawk.
–No te rías, esto es serio ¡van a venir a buscarte!
–Que vengan, aquí los espero. – le dijo levantándose, con la intención de buscar a Yoru, siendo detenido por los brazos abiertos de Azuline.
–Por más que seas fuerte ¿Qué vas a hacer si vienen vicealmirantes o incluso un almirante? Mihawk se acercó a su rostro y con toda la seguridad que poseía le dijo.
–Los derrotaré a todos. Muévete, tengo que ir por mi espada, pueden venir en cualquier momento. Hacía mucho que no era yo el perseguido. – le dijo con una sonrisa.
–¡Bien! Que te maten ¡Que sepas que yo te advertí! – le contestó dándose la vuelta dispuesta a irse, pero esta vez fue Mihawk quien la detuvo tomándola del brazo sin fuerza – suéltame, idiota.
–Hagamos algo, pongamos interesante esta cacería. – sugirió él.
–¿Qué estás planeando? – le preguntó escandalizada a lo que Mihawk sonrió.
–Si yo gano y los hecho de la isla tú te quedarás, si por el contrario me derrotan, me entregaré diciendo que tu fuiste quien me capturó primero y podrás volver a tu querido puesto. ¿Qué dices?
–Eres un imbécil, por más que yo quiera volver a mi puesto ¡no quiero hacerlo a costa de tu libertad! – volvió a levantar la voz.
–Tú eres la que me está volviendo un imbécil. – le confesó, haciendo sonrojar a Azuline y ante esto Mihawk se vio tentado a besarla nuevamente, cosa que logró al tirar de su brazo y rodearle la cintura, consiguiendo una respuesta positiva de parte de ella.
–Eres un maldito, mira que aprovecharte así de mí. – le dijo mirándolo a los ojos.
–No me aprovecho de ti, me aseguro de que no tengas dudas, dándote un solo camino. – le sonrió contra sus labios y volvió a besarla, siendo nuevamente correspondido.
El momento había llegado, Mihawk estuvo el resto del día con Yoru a la espalda, incluso había tenido tiempo de no descuidar su huerto, Azuline vigilaba el mar desde el balcón del segundo piso cosa que hizo a Dracule tener que llevarle la comida hasta allí porque se negaba a moverse. Por la noche, las luces de los barcos iluminaron el mar, la marina había llegado.
–Quédate dentro del castillo, de preferencia tu habitación. Va a ser más seguro para ti. – le dijo en la entrada antes de abrir la puerta.
–Mihawk... Sé que eres fuerte, pero por favor, si ves que las cosas se ponen feas, huye. Ya encontraré la manera de volver a mi lugar. – le contestó melancólica.
Dracule la tomó de la cintura y la volvió a besar.
–Tu lugar está aquí conmigo. Prometo no tardar mucho – le sonrió para tranquilizarla, mientras acariciaba sus mejillas con los dedos pulgares.
Luego Azuline solo vio la puerta cerrándose delante suyo y se desplomó al suelo de rodillas. ¿En qué lío se había metido?
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Entre el deber y la espada -Dracule Mihawk x Oc-
FanficAzuline Reese había dedicado su vida desde que era apenas una cadete de la Marina, luchando contra los piratas y las injusticias, sin embargo, luego de un incidente que le costó mucho, es salvada de un naufragio por el temible guerrero del mar, Drac...