Capítulo 2.
La mirada color metal de Amber se encontraba centrada en el joven Cónsul quien miraba hacia todos los presentes con el ceño fruncido desde el escenario. Recordaba que, su mejor amigo le había relatado que varias décadas atrás, el lugar era un teatro pequeño que dirigía una manada de hombres lobo pero lo cerraron debido a la falta de interesados, y los Cazadores de Sombras lo hicieron el lugar para reunirse cada vez que se solicitaba. Y en verdad habían hecho del lugar algo majestuoso, con todas aquellas pinturas con marcos de oro en las paredes, pero raramente no perdía sus aires de ser un teatro.
No puedo creer el hecho de que eso sucedió― dijo Samuel Trueblood, desde su atril ―. Alexandra Montclaire estuvo habitando en el Instituto y nunca se dieron cuenta, esto es el colmo, Christine.
Nadie la pudo reconocer; no se había sabido de ella por mas de seis meses. ― repuso la aludida.
― ¿Quién no reconocería a la chica que ha introducido terror durante tres años en el Submundo? Creo que es algo ilógico. ― opinó una chica pelirroja de unos 20 años.
― Lo que deben saber es que, Alexandra es mas fuerte de lo que creemos ― dijo Jem, hablando con calma. Se levantó de su asiento para que lo vieran todos y siguió hablando ―. Una noche me encontré con ella y combatimos. Le encajé mi cuchillo serafín en el vientre y no sucedió nada. Fue como... haber intentado matar una escultura. También ella nos dijo que fue el principal objeto en los experimentos de Francesco.
― Es cierto. Es mas fuerte de lo común. James tiene razón. ― coincidió la Inquisidora.
Jem sonrió de oreja a oreja, como si le hubieran alabado, aunque Amber pudo ver la malicia y el orgullo en ella, como la luz de la hoja de un cuchillo serafín.
― Disculpe, Cónsul... ― una voz gruesa y rasposa. Amber la reconoció: el señor Wayland ―. Si me permite decir, desconfío de su hermana, la rubia. Está presente, y siento que también está infiltrada.
― Sí, yo también ― respondió Samuel, mirando a la chica ―. Nunca me ha dado buena espina.
― ¿Por qué lo dices? ― intervino Isabelle.
― Recordemos que, ella fue la que salvó a Alexandra esa noche de la fiesta de Francesco. Y... siempre la defiende.
Amber soltó aire y se levantó de su asiento. La razón por la que había hecho eso era demasiado sencilla:
― Lo hice por una razón: es mi hermana y yo daría todo por ella. Yo no sabía nada de Alexandra, pues Francesco la raptó la noche que ella cumplió los 15 años.
Los murmullos recorrieron todo el lugar. Las frases «la hermana de Alexandra», «es igual a ella», «posible traición», «no debería de estar aquí» predominaban. Amber se tragó toda la inseguridad que tenía y añadió:
― Yo se que todos creen que soy como mi hermana... pero no lo soy. Pueden interrogarme, si quieren, estoy dispuesta si es necesario para comprobarlo. ― su mirada cayó en el Cónsul, esperando su aprobación.
Todos quedaron en silencio. Unos minutos después, el Cónsul Trueblood habló:
― Bien, mi propuesta es esta: se te interrogará, Amber. La Inquisidora visitará mañana el Instituto y te interrogará. Rose me informará de todo lo que le digas. Y todo movimiento que se haga me lo tienen que informar...
― ¡Cónsul! ― interrumpió Wayland. Todos lo miraron.
― Oh, no. Había interrumpido a la figura mas importante en la ley de los Cazadores de Sombras, ¡que arbitrariedad! ― exclamó Jem, riendo ― ¿Quién lo imaginaría? El hombre que se cree taaan correcto ha hecho eso, ¡y todavía le grita! ¿Qué modales son esos?
― James. ― le reprendió su parabatai.
Samuel Trueblood giró los ojos. Tamborileó los dedos sobre el atril en gesto de irritación, Amber sabía que Blackthorn y Trueblood no se llevaban nada bien.
― ¿Decías, Bruce? ― el Cónsul miró a Wayland, como si nada hubiera sucedido.
El anciano sonrió.
― La búsqueda solo es una pérdida de tiempo ― protestó ―. Es solo perseguir y perseguir a un par de locos que se dominan entre sí. El vampiro solo quiere venganza y ella tiene el cerebro lavado. Aman el poder y la destrucción, y todos claramente lo vemos en Alexandra. Solo son juegos que quieren que sigamos.
― Créame, señor Wayland; ellos no están jugando. ― intervino Logan Monteverde.
― Entonces está decidido ― soltó el Cónsul, golpeando el atril con el puño ―. Doy esta sesión por terminada. Nos volveremos a reunir hasta nuevo aviso.
Todos se levantaron de sus asientos. Algunos salieron del lugar y otros se quedaron charlando entre sí. Christine veía a Amber con tristeza, mientras que su hija tenía una mano sobre su hombro; los hermanos Monteverde platicaban mirando a todos los demás con inseguridad.
Gideon e Isabelle hablaban, y Amber rápidamente se les unió.
― El Cónsul actuaba algo diferente, como de manera mas... madura, ¿no creen? ― comentó la mejor amiga de Amber.
― Sí, yo también lo noté. ― coincidió Gideon.
― Ay, Amber. No debiste ofrecer que te interrogaran. Ya todos sabemos que tu no eres como... ella.
― Es lo mejor para todos, Izz ― Amber suspiró ―. Esto de ser hermana de Alexandra es algo difícil. Todos me ven como una criminal.
― No lo eres, Amber. ― le dijo Gideon, posando una mano en su hombro.
― Pues me siento como una, Gid. Solamente quisiera volver en el tiempo y nunca tomar ese vuelo a Los Angeles.
Los tres quedaron en silencio mirándose. Sin aviso, Isabelle se retiró. Amber la observó irse con Marceline pero no le importó. Miró a Gideon y este le sonrió, le pasó una mano por el hombro y caminaron a la salida. En las paredes del gran pasillo que conducía hacia el exterior había un símbolo: cuatro ces entrelazadas. Amber había visto ese símbolo antes en un carruaje, pero no sabía que era. Gideon se detuvo.
― Clave, Consejo, Cónsul y Convenio. Mejor conocida como la Alianza. ― explicó.
― Mi hermana interpreta todo eso como "corrupción en diferente nombre". ― comentó Amber en voz baja.
― Jem piensa lo mismo, ¿sabes?
― ¿Me llamaban? ― dijo alguien detrás de ellos.
Gideón asintió secamente.
― Solamente comparábamos tu manera de juzgar a la Alianza con la manera de juzgar de Alexandra.
Jem se puso a un lado de Gideon.
― ¿No les da felicidad de que ese anciano de Bruce fue totalmente ignorado? Soy totalmente feliz. Su mirada de sufrimiento me ha alegrado el día.
― El sufrimiento de todos te alegra, Jem ― repuso Gideon sin interés.
― Sí. El sufrimiento de los demás es mi fuerte.
― Te irás al Infierno. ― le dijo Amber. No lo dijo como una advertencia, lo dijo como un hecho. Y ojalá no nos encontremos ahí, que no podría soportarte toda la eternidad.
― Ya lo se.
N/A:
Huola.
Creo que fue algo de tiempo de lo que tardé en publicar pero yolooo.
Ya lo expliqué en mi nota de autora no. 1 :v
Puueees no olviden dejar su hermoso voto si les gustó, un comentario y seguirme.
Si tienen alguna duda sobre la historia pueden contactarme, no hay problema.
pv.
ESTÁS LEYENDO
Sangre Metálica ➳ Shadowhunters #2 (Sin editar)
FanfictionEscondida y victoriosa, Alexandra Montclaire sonríe; su traición hacia los Cazadores de Sombras ha sido todo un éxito, pero su plan no ha terminado aún. Amber está consiente de quién es, o al menos podría interpretarse así. Es una Cazadora de Sombra...