Capítulo 10

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CAPÍTULO 10.

GREYMARK.


― ¿¡Qué está pasando aquí!? ― gritó una voz histérica desde la entrada de la habitación.

Marceline abrió los ojos con dificultad, pues la luz le calaba y le dolía la cabeza como nunca antes. A su lado, Garrett dormía profundamente con una almohada en la cara.

― ¿Qué está...?

Por la gran ventana entraba la luz de mediodía directo a la cama donde unos momentos atrás los jóvenes dormían como troncos. Marceline notó que en la entrada estaban dos personas mirándola con incredulidad: Kenneth Greymark y su madre. Tragó saliva con fuerza, pues sabía perfectamente que estaba metida en un enorme problema.

― Toda tu vida te repetí que tenías prohibido asistir a este tipo de fiestas de vampiros, te he protegido de todo lo que te pueda hacer daño, y lo primero que haces es venir a arriesgar tu vida, emborracharte y dormir con este sujeto ― Christine estaba echando rabia por los ojos. Su hija pudo notar que Kenneth Greymark la tomaba de la muñeca como si eso impidiera la violencia.

La aludida no dijo nada. Por un lado, estaba protegiendo a Garrett de la mirada de su madre para evitarle todos los problemas, y por otro, su garganta le ardía tanto que apenas podía hablar.

― Deja de ser tan dura con Marcie ― dijo el vampiro entre dientes hacia la directora del Instituto.

― Tú no tienes derecho para meterte en esto ― le soltó la mujer, aún más enojada.

― Tengo el mismo derecho que tú, ¿te acuerdas, o quieres que lo mencione enfrente de ella?

En ese instante, Garrett despertó soltando oraciones incoherentes. Se sentó y observó la incómoda situación. Marceline no tardó en notar que Christine ya había notado su presencia.

― Mi hija no era así, pero tú la corrompiste, parásito Monteverde ― siseó Fairchild.

Garrett solo la miró confundido. Y eso fue suficiente para que Marceline confrontara a su madre.

― Deja de culpar a los demás por la forma en la que me criaste: me hiciste tenerle miedo a todo y me detuviste a probar cosas nuevas. Y ahora te sorprendes porque quise tomar una decisión y darme cuenta que tus prejuicios me tuvieron atada ― las lágrimas comenzaron a salir, y ella no lo evitó, aun con Garrett presente ―. ¡Pero ya no más! ¡Y no me importa si me sacas del Instituto, pero ya no voy a soportar un solo día viviendo bajo tus miedos!

El chico abrazó a Marceline para consolarla, mientras ella miraba a su madre con desprecio. Christine estaba más blanca que una sábana, y se notaba en ella que no reconocía a su hija. El arrepentimiento crecía en el corazón de la joven, pero el coraje de vivir siempre bajo reglas absurdas lo mantenía controlado.

― Christine, sabes que tiene razón ― murmuró Greymark ―, aparte, ya casi tiene 18, dile la verdad.

El corazón de la Cazadora de Sombras se detuvo por un momento. Inconscientemente, buscó la mano de Garrett para sentirse segura.

― ¿C-c-cuál verdad?

Su madre suspiró con pesadez.

― Kenneth es un loco, ignóralo.

― Entonces le digo yo, Christine ― soltó el Subterráneo con impaciencia ―. Eres mi hija, Marcie.

El corazón de la chica dio un vuelco. Eso no era posible, su papá había muerto cuando ella no tenía ni un año de vida.

― Yo tenía unos veinte años cuando naciste, tú y tu madre eran mi mayor orgullo, sobre todo porque te pareces más a mí ― relató con una sonrisa y ojos lejanos ―. Unos días antes de tu primer cumpleaños unos vampiros me secuestraron, me hicieron beber de su sangre y me mataron. Desperté como un vampiro hambriento y sin saber que haría con mi nueva forma; tu madre y yo intentamos llevar una vida normal contigo, pero un mal día las ataqué porque no sabía controlar mis impulsos y mi hambre. Me prohibió volverte a ver y se mudó contigo al Instit...

― Creo que ya escuchó suficiente ― le interrumpió Christine, con lágrimas en los ojos.

― Déjalo hablar, madre ― le reprendió Marceline, incapaz de mirarla ―. Al menos él si dice la verdad.

Kenneth negó con la cabeza.

― Ese era el fin de la historia. Yo soy el que te lleva las muñecas de porcelana en tu cumpleaños, y solo una vez al año, tenía dos horas para platicarte esa misma historia, que me contaras qué pasaba en tu vida, y al final borrarte la memoria con compulsión para evitarme problemas con Chris.

Marceline sintió que su vida estaba hueca. Durante casi 18 años, su padre había estado vivo y ella sabía de su existencia, pero todo estaba oculto por la compulsión vampírica.

― Y por esa noche me prohibiste verlo, aunque yo ni siquiera sabía que sucedía ― concluyó, dirigiéndose a su madre ―. ¡Crecí en tristeza porque nunca tuve una figura paterna como cualquier ser normal! ¡Y todo por tu culpa! Si supieras el coraje que siento al verte en estos momentos...

La chica se levantó de la cama, tomó sus tacones y se fue, indignada. Garrett también tomó sus cosas y salió tras ella. Christine los miró marcharse y unos segundos después se desplomó a llorar en el hombro de su ¿ex esposo? Años atrás se casaron en secreto, pero tenían casi 18 años sin dirigirse la palabra.

― Cuándo empezó a crecer, me preguntaba por ti y me decía que te extrañaba mucho, y en esos momentos no podía dejar de pensar en el que fui una estúpida por haberte culpado por ser algo que tú no decidiste ― comentó la mujer mientras él le acarici...

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― Cuándo empezó a crecer, me preguntaba por ti y me decía que te extrañaba mucho, y en esos momentos no podía dejar de pensar en el que fui una estúpida por haberte culpado por ser algo que tú no decidiste ― comentó la mujer mientras él le acariciaba la espalda para calmarla: igual que en los viejos tiempos, funcionaba.

― Marceline notaba esa tristeza, pero yo me encargué de borrarla.

― Noah me comenta muy seguido que te extraña ― Christine recordó todo el tiempo que los tres pasaban juntos antes de que Kenneth muriera, y por el dolor, Noah decidió convertirse en un hermano.

― Aun tengo mi encanto, ¿no? ― dijo el vampiro, intentando alegrarla.

Fairchild rio entre lágrimas. Después de todo, no podía dejar de quererlo.

― Es demasiado difícil criarla, tiene tú mismo carácter. Siempre necesité tu ayuda, pero tenía miedo de ti y de tu... naturaleza.

― Entonces ― sugirió el Subterráneo ―, empecemos de nuevo; volvamos a ser una familia otra vez.

Sangre Metálica ➳ Shadowhunters #2 (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora