Prólogo.
Tu muerte no se puede presentar.
El lugar se encontraba lleno de gente y gritos. Olía a sudor, cigarro, cerveza y muerte. En el centro, había un ring, donde se encontraban dos chicas: Sabrina Tanner y Alexandra Montclaire.
Francesco Vailati observaba todo el lugar desde un palco, esperando la victoria de su chica. Solamente era cuestión de segundos para que empezara, y el resultado era obvio; en tres años, nadie había derrotado a Alexandra.
Una voz resonó en todo el lugar, diciendo:
― Esta noche, el enfrentamiento que se lleva esperando por meses― anunció ―: Nuestra campeona, Alexandra Montclaire contra Sabrina Tanner.
Vas a perder, novata, pensó Francesco, mientras le daba un trago al vaso con whisky en su mano.
Sin mas, el combate empezó.
Sabrina lanzó un puñetazo hacia la cara de Alexandra, esta lo esquivó y le pateó el abdomen. La novata cayó al suelo y se incorporó de manera rápida. Comenzó a caminar alrededor de Alexandra, buscando un punto débil en algún lado. La de cabello café rió y gritó:
― ¿Así es como me enfrentas, cariño? Vaya, y yo pensé que no eras tan débil y cobarde.
El público rió. Sabrina se veía loca de ira y se lanzó contra Alexandra. Pero ella fue más rápida y se hizo a un lado, riendo. La pobre novata se encontraba en el suelo, y no faltaba mucho para su muerte.
Montclaire se acercó a Tanner y la comenzó a patear en las costillas. Luego el rostro corrió la misma suerte. La sangre salía por la nariz y boca de Sabrina, manchando los pies descalzos de la otra. La novata rodó sobre si misma, se puso de pie y de nuevo fue contra la hija de Peter Montclaire. Le arañó y golpeó el rostro sin piedad, hasta que Alexandra cayó al suelo.
Francesco se puso de pie, incrédulo; no podía perder a Alexandra en algo tan insignificante. Quería parar la pelea...
Alexandra de nuevo estaba de pie, y tenía un trozo de piel en la mano izquierda. La sangre goteaba hasta el suelo, y observaba a su contrincante como una presa fácil, quien gritaba de dolor. ¿Cómo rayos...?
Pero Alexandra no se quedó ahí, sino que se acercó a Sabrina a la velocidad de la luz y le asestó un gancho en la barbilla. Salió disparada por los aires y se estrelló contra las cuerdas del ring.
― Mátala ya, Lexie ― murmuró Vailati.
Al parecer, Tanner ya se encontraba inconsciente, ya que no movía un músculo.
― Muy bien ― dijo la voz ―. De manera indiscutible, la ganadora es Alexandra Montclaire.
De nuevo, la multitud enloqueció. Duraron unos segundos gritando, pero después todo se volvió silencio. Alexandra bajó del ring y buscó a Francesco con la mirada. El Subterráneo saltó del palco y cayó justo frente a ella. La chica se sobresaltó, pero luego rió, como si hubiera sido algo estúpido.
― Lo hiciste bien, Lex ― alabó Francesco, mientras le colocaba un mechón a la chica detrás de la oreja.
Alexandra sonrió. El vampiro la encontraba perfecta aun con toda cubierta de sangre, el maquillaje corrido, sudada, despeinada y con las ropas desgarradas. Tenía una belleza extraordinaria, y hacía que se viera bien siempre.
― Gracias, F ― contestó Alexandra con voz ronca ― ¿Nos vamos? Estoy exhausta.
Vailati asintió y caminó hacia la salida en silencio con ella. La escuchaba respirar, aun de manera agitada, y, conociéndola, estaba pensando en cosas muy profundas que habían marcado su vida, como en sus padres... o su hermana.
― Oye, te quería comentar que... hay alguien mas del Instituto aparte de mi hermana que quiero que permanezca vivo ― dijo ella cuando salieron a las calles de Los Ángeles.
― ¿Te refieres a la amiga esa de tu hermana?
― No, esa me da igual. Es un chico...
Francesco la miró inconscientemente.
― Alexandra... ¿te has enamorado?
La chica titubeó la respuesta. Dijo varias palabras incoherentes, pero un momento después dijo:
― No se como explicártelo. No es amor, pero no lo quiero como a los demás.
El vampiro giró los ojos. Era algo estúpido, y Alexandra sabía perfectamente que el amor era una pérdida de tiempo para alguien como ella.
― No. Sabes que te he dicho sobre eso. No tienes tiempo para eso... y es un Cazador de Sombras.
― ¿Y si se une a nosotros...? ― Alexandra dejó la pregunta al aire.
― No creo. Los Nefilims son estúpidos pero muy orgullosos y superficiales como para traicionar a su patética sangre celestial.
― Al menos me dejarías verlo... ¿no?
La limusina de Francesco esperaba con las puertas abiertas. Alexandra saltó al interior y Francesco la siguió. Cerró la puerta y el chófer puso el vehículo en marcha.
― De verdad, Francesco. Todos estos años he seguido cada cosa que tu me has dicho, y solamente quiero verlo. ¿Tan complicado es para ti? ― siguió Montclaire, mirando por la ventanilla.
― Eso no es un argumento, Lex. Solo te distraerás. Tu me dijiste que no debía buscar a alguien después de Bella, porque sería una distracción ― dijo Francesco, cansado.
― Porque te iba a hacer daño. No pongas palabras que no son en mi boca, Vailati.
― El punto es que no lo verás, Alexandra ― espetó el vampiro, apretando los dientes.
― ¡¿Quién eres tu como para prohibirme si puedo ver a alguien o no?! ― Alexandra se irguió completamente, para mostrarse mas imponente.
― No se por qué me reclamas eso ahora; durante tres años me has obedecido al pie de la letra ― Francesco sonrió de manera irritante.
― Eres un imbécil ― Alexandra abrió la puerta de la limusina y salió ―. Voy a hacer lo que se me antoje. No planeo volver a casa hasta en unos días. Diviértete.
Y se fue.
Francesco giró los ojos al observar como ella le levantaba el dedo de en medio. Quería hacerle daño, torturarla y matarla cuando se comportaba así, pero había algo dentro de él que no lo dejaba...
Tu muerte no se puede presentar, pensó Francesco. No podía hacerle daño: ella era la clave para la destrucción de los Cazadores de Sombras, y porque, cuando la miraba mucho tiempo, todo su razonamiento se iba e incluso, se sentía vivo.
N/A:
Hooola.
Pues volví.
Y la verdad. creo que lo hice rápido n__n
Pues ya saben, no se olviden de votar si les gustó, dejar su comentario y de paso seguirme.
Nos leemos en el próximo capítulo.
pv.
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Sangre Metálica ➳ Shadowhunters #2 (Sin editar)
FanficEscondida y victoriosa, Alexandra Montclaire sonríe; su traición hacia los Cazadores de Sombras ha sido todo un éxito, pero su plan no ha terminado aún. Amber está consiente de quién es, o al menos podría interpretarse así. Es una Cazadora de Sombra...