26. Me faltan horas para quererte

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📆 POR LA NOCHE

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📆 POR LA NOCHE

Apenas me bajé del avión, un coche me estaba esperando en la misma puerta del aeropuerto. En cuanto Andrea me llamó contándome lo que había pasado, pedí permiso para poder venir a Madrid y estar al lado de Natalia. Nadie dudó en concedérmelo y mientras abro la puerta de casa, solo puedo pensar en que ella esté bien.

Estoy tan enfadado. La obsesión de su madre por ella no tiene fin, y me temo que lo de hoy, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Y tenemos que ponerle fin de alguna manera. 

Entro a casa dejando las cosas en la entrada. Las luces del comedor están encendidas y hacia allí me dirijo con un peso en mi estómago que no me deja ni vivir. En cuanto entro, veo a Natalia medio recostada en el sofá, con mi hermana Andrea a su lado.

-Juancho -mi hermana pronuncia mi nombre poniéndose en pie al instante. Mis ojos se dirigen hacia mi novia. Su rostro está compungido y muestra evidentes signos de cansancio- ¿qué haces aquí?

-Pedí permiso para venir -beso y abrazo a mi hermana de forma muy breve, para dirigirme hacia el sofá donde descansa Natalia. Ella aprieta sus labios y sé que lo hace porque no quiere llorar- ei, ¿cómo estás?

-Cansada. Y algo enfadada. No he podido evitar que ella se acercara -Natalia intenta disculparse mostrando cierta culpabilidad en su rostro. Me siento a su lado cogiendo una de sus manos, mientras la otra la pongo encima de su vientre. La niña se revuelve y me da un ligero empujón haciéndome ver que ella también está aquí.

-No es culpa tuya, Tali. Es de tu madre que no está bien de la cabeza -alzo mi mano para posarla en su mejilla y acariciarla con mucho cuidado. Ella se apoya en esa mano, curvando su boca en una pequeña sonrisa. 

-¿Hasta cuando te quedas? -la voz de mi hermana Andrea no me hace desviar la vista de Natalia. Ahora mismo, lo único que me importa es ella.

-Tengo permiso hasta mañana a mediodía. Esta noche duermo aquí. Puedes irte si quieres, Andrea -le hago un gesto a mi hermana para que esté tranquila.

-Mañana mamá y yo vendremos. El médico ha dicho que tiene que hacer un poco de reposo por la tensión, pero que por lo demás, está todo bien -Andrea se pone su abrigo.

-Muchas gracias por estar con ella -le digo a mi hermana aún con la tensión en mi cuerpo.

-No tienes que darme las gracias, hermano. Ella también es de nuestra familia.

Andrea me da una calmada sonrisa. Se acerca a Natalia y besa sus mejillas, después de darse un cálido abrazo. Me despido de mi hermana y no la pierdo de vista hasta que sale del comedor, en cuanto lo hace, mi atención vuelve a Natalia.

-No tenías que haber venido -me dice ella en un tono algo ahogado- estamos bien, Juancho.

-Natalia, estaba que me iba a dar algo en Málaga cuando me ha llamado Andrea. No te puedes imaginar la impotencia tan grande y el agobio que me ha entrado. Ha sido mi entrenador el que me ha dicho que me viniera -cojo de nuevo su mano y la llevo a mi pecho. Necesito tocarla. Sentirla. Saber que está bien. Ella aprieta sus labios con una mueca bastante triste. Sé que quiere hacerse la fuerte, pero, conmigo no puede disimular.

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