Capítulo 20

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Asher

Hoy será la carrera en la que el exnovio de Maia le pidió a un chico que cortara los frenos de mi moto. Según lo que nos informaron, al parecer Oliver estará entre la multitud para ver que tenga el accidente. Después de toda esta mierda, iré directo a ver a Maia.

—¿Estás seguro de que es hoy? Pronto lloverá y podría ser peligroso —pregunta Aidan.

—Sí, es mejor salir de este problema lo más pronto posible.

—No lo sé... tengo un mal presentimiento, y mi instinto jamás se equivoca.

—Todo estará bien y, si llega a pasar algo, no será grave —trato de tranquilizarlo, porque Aidan nervioso es un caos—. ¿Sabes cuándo vendrá el chico?

—Debería estar por llegar. ¿Cómo sabremos que no le dijo nada a Oliver y si trata de engañarnos?

—Pues entonces habrá llegado la hora de mi muerte —me mira con coraje—. Solo bromeo.

—Vete a la mierda, no estoy para bromas.

—Qué sensible te pones.

Aidan se aleja hacia el garaje, molesto, y lo sigo con cautela porque quizás sí me pasé con mi comentario.

—¿Aidan, te enojaste? —pregunto.

—No.

—No te molestes, era una bromita. Todo saldrá bien —me acerco a su lado y le palmeo el hombro—. Cambiemos de tema, ¿Emma ha hablado con Maia?

—¿Por qué preguntas?

—Hay algo que no te conté —alza la ceja, esperando a que siga hablando—. Follé con Maia hace dos días.

Queda boquiabierto ante mi confesión, sin reaccionar, como si estuviera procesando lo que le dije. Y lo entiendo, yo aún no me lo creo.

—Aidan, despabila y dime algo.

—Es que esto es inesperado, ¿no eran tan cercanos? ¿Cómo ocurrió todo?

—Nos besamos en mi cumpleaños —confieso, recordando el momento.

—Eres el peor amigo que existe. No me contaste, ha pasado bastante tiempo y recién me lo dices.

—Lo sé, solo que quería que todo quedara entre nosotros.

—Entonces, la vez que te llamé estabas con ella —comenta—. ¿Le contaste lo de Oliver?

—No, pero creo que ella ya lo sabía porque, cuando le mencioné la carrera, se puso nerviosa. Está claro que se vio con él.

—¿Crees que le hizo daño?

—No, pero eso no quita que no la haya amenazado —aprieto los puños al pensar en lo asustada que debió estar—. Después de que esto termine, debo ir a verla porque no me ha respondido los mensajes. Apago el teléfono.

—Bueno, con Emma no ha estado porque hemos estado juntos estos días, así que creo que tampoco han hablado.

—Decidí darle su espacio cuando no respondió, pero no puedo esperar más porque estoy preocupado y quiero asegurarme de que está bien.

—Yo también espero que esté bien... —nuestra conversación se interrumpe ante la llamada que recibe—. Tráiganlo al garaje.

Aidan cuelga la llamada y se tensa cuando ve a un chico que aparenta unos diecinueve años, que parece incapaz de matar ni a un insecto. Tiene el cabello un poco mojado, supongo que ya comenzó a llover, y nos mira asustado. Me da un poco de lástima; además, parece que no quiere acercarse a nosotros, y supongo que es porque Aidan lo golpeó para sacarle la información que quería conseguir el día que me llamó.

Un Invierno a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora