Capítulo 18

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Advertencia: este capítulo contiene escenas +18

Asher

Tengo el diario de Aysén en una mano y en la otra una botella de tequila, aunque no he probado ni una gota. Miro por el ventanal de mi departamento la intensa lluvia. Sin embargo, mi vista vuelve al diario de mi hermano, que cada vez me duele más al leerlo.

"Le mentí a Asher diciéndole que estaría ocupado en una cita con Allison cuando me propuso ir a un bosque a tomar fotos, porque dijo que hacía mucho que no pasábamos tiempo juntos, lo cual es verdad."

"Estoy acostado en mi cama desde ayer. No he comido, no me he bañado, no he hecho nada más que estar aquí durmiendo o con pensamientos autodestructivos como: ¿le tengo miedo a la muerte?, ¿vale la pena vivir?, ¿quiero vivir? Cuando mamá vino a preguntarme qué me pasaba, le dije que estaba enfermo. A Allison no le he respondido los mensajes; sé que está preocupada y en cualquier momento llegará con su sonrisa a intentar animarme. Mi corazón y mi mente están en una lucha constante conmigo mismo y no sé qué hacer. Estoy fallando como hermano, hijo y pareja. Mis emociones se están saliendo de control y no quiero herir a nadie. Los pensamientos suicidas llegan de forma fugaz, pero no quiero rendirme. Todavía me queda mucho por vivir, aunque me cuesta levantarme, sonreír, hablar... todo se ha vuelto una lucha. Estoy cansado de esta tristeza y enojo con la vida. ¿Por qué tengo que pasar por esto? ¿Hice algo mal para estar viviendo un infierno emocional? No lo entiendo. Todo ante mí se ha vuelto gris y sin sentido y no encuentro ninguna solución. Mi vida se está convirtiendo en una pesadilla sin fin, y creo que debería visitar a un psicólogo."

Cierro el diario. Quedan pocas hojas, y ninguna tiene fecha, pero recuerdo el día. Fue un mes antes de su cumpleaños cuando le dije que fuéramos a algún bosque a tomar fotos. En ese entonces, yo era feliz y él estaba infeliz. Debería haberme dado cuenta de lo que estaba sufriendo. Me duele no haberle dado el apoyo necesario cuando lo necesitaba.

Me levanto y camino a la cocina con la botella de tequila en la mano. Decido vaciarla y tirar la botella a la basura.

Suena el timbre. Camino a abrir, intentando no mostrarme triste en caso de que sea Aidan.

—Maia, ¿qué haces aquí? —pregunto confundido. Está completamente mojada y lleva una caja de pizza en la mano—. Lo siento, entra.

—Lamento venir sin avisar, pero tenía ganas de verte y hablar contigo.

Está empapada por la lluvia y se ve diferente, no solo por la ropa de color que lleva puesta ya que siempre la he visto vestida de negro, sino también porque parece tener más energía. Aun así, no puedo evitar notar lo hermosa que se ve con ese top rojo, la chaqueta de cuero y los pantalones que resaltan sus piernas. Se sienta en el sofá, cerca del diario de Aysén. Lo observa, y me apresuro a tomarlo y ponerlo en otro lugar. Voy a mi habitación por unas toallas y mantas.

—Me alegra tu visita, pero a la vez me sorprende —digo, sentándome a su lado—. ¿Me extrañaste?

Sonríe.

—En realidad, tenía planes con Emma, Lili y Alessia, pero cancelaron por la lluvia —confiesa, apenada—. Aunque, en el fondo, agradecí que cancelaran porque quería verte. Traje una pizza porque quiero pasar la noche contigo, si es que tú también quieres.

—Estoy encantado de estar contigo, pero te vas a resfriar.

—No te preocupes —toma la toalla y comienza a secarse. Trato de no mirar su cuerpo; no quiero faltarle el respeto.

—Iré a la cocina a cortar la pizza. Ve a mi habitación y cámbiate.

Se levanta y voy a la cocina a calentar la pizza, que está fría. No la entiendo. Ayer en su casa dijo que debíamos mantener la distancia, y hoy llega de la nada diciendo que quiere pasar la noche conmigo, viéndose hermosa. Sus cambios me confunden.

Un Invierno a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora