Asher
Aidan no dejaba de insistir en que fuera a la maldita cafetería con las chicas. Él no entiende que no me interesa pasar tiempo con ellas ni conocerlas. Además, prefiero no encontrarme con Maia. Algo dentro de mí dice que debo mantenerme alejado de ella. Por otro lado, está Emma, la novia de Aidan; se nota que es una chica optimista y demasiado alegre para mi gusto, y sé que en el futuro se volverá algo irritante para mí.
—Asher, debes ir conmigo —dijo Aidan.
—No quiero —respondí.
—¿Por qué? —preguntó.
—No me agradan ninguna de las dos —contesté.
—No seas estúpido, no las conoces —dijo molesto.
—Tampoco me interesa conocerlas —repliqué.
—Es por Maia, ¿verdad? Porque la atropellaste, eso ya es cosa del pasado —dijo como si haberla atropellado fuera normal.
—No es por eso —mentí.
—Entonces, ¿por qué? —Me quedé callado recordando que ella me había visto borracho.
—Asher, conozco esa mirada. Algo más pasó y no me lo has contado. Dime, ¿qué sucedió entre ustedes? —insistió.
—Nada —mentí de nuevo. Si le contara lo ocurrido a Aidan, no dejaría de decir que son cosas del destino.
—Mientes, te conozco a la perfección. ¿Qué pasó? —preguntó.
—¿Recuerdas la vez que bebimos y tuve que llamar a un taxi para que te llevara? —pregunté.
—Sí, cómo olvidarlo, me había quedado dormido en el taxi y el chofer no podía despertarme —dijo riendo.
—Bueno, yo me quedé bebiendo por un rato más, me emborraché y Maia me encontró. Me llevó a su casa... —No terminé de hablar cuando Aidan ya estaba sacando conclusiones apresuradas.
—Te acostaste con ella —gritó—. Por eso no quieres verla —dijo.
—A veces me pregunto por qué soy tu amigo —Aidan dejó de gritar y me miró ofendido—. Ella me dejó dormir en su casa, no me acosté con ella. De hecho, me dejó dormir en su cama y ella durmió en el sofá —terminé de contar la historia.
—Normalmente, el hombre duerme en el sofá —dijo, y recordé al chico que llegó a la casa de Maia.
—Eso mismo dijo su novio —Aidan frunció el ceño y me miró extrañado.
—Maia no tiene novio —dijo, y sentí un extraño alivio en el pecho.
—Cuando desperté, llegó un chico llamado Axel y supuse que era su novio por cómo la trató —dije.
—Lo conozco, es amigo de las chicas. Un día fui a ver a Emma y lo vi con él; me puse celoso porque estaban abrazados y él le dio un beso en la frente. Cuando hablé con Emma, me dijo que era su mejor amigo y el de Maia también. Me contó que se conocieron en la escuela y que siempre han sido ellos tres, y que jamás ha pasado algo entre ellos, ya sea con ella o con Maia —explicó.
—¿No te molesta que trate así con Emma? —pregunté.
—Al principio, sí, hasta que conocí a Axel y me di cuenta de que quiere mucho a las chicas y se preocupa mucho por ellas, sobre todo por Maia —dijo.
—¿Por Maia? ¿Qué quieres decir? —pregunté interesado.
—Por lo que me dijo Emma, Axel siempre se ha preocupado más por Maia. Dice que es muy sobreprotector con ella —respondió—. Pero creo que hay un motivo por el que Axel sea así con Maia; sin embargo, Emma no me quiso contar —terminó de decir.
—Qué extraño —comenté pensativo.
—¿Estás interesado en Maia? —preguntó Aidan.
—No seas idiota, ni siquiera la conozco —dije nervioso, y no me gustaba lo que sentía.
—Maia es muy linda y agradable. Sin embargo, Emma me contó que hay momentos en los que ella desaparece y se aleja de todos —dijo Aidan, despertando mi curiosidad.
—Supongo que algún motivo tendrá —respondí.
—Sí, debe tener un motivo. Basta de plática, debemos irnos —dijo.
Caminamos por el campus de la universidad y pasamos por la facultad de psicología. El día que estuve en casa de Maia, me di cuenta de que estudiaba eso porque su escritorio estaba lleno de apuntes sobre distintos trastornos mentales y una pila de libros sobre psicología. Me sorprendió todo lo que tiene que leer, aunque también tenía otros libros que no tenían nada que ver con la carrera que estudia. Al parecer, esa chica ama leer.
Llegamos a la cafetería y, por suerte, las chicas aún no habían llegado. No estaba preparado para esto, no me gusta conocer personas ni involucrarlas en mi vida.
—Por favor, hoy no seas tan imbécil como de costumbre —me pidió Aidan.
—Eso es parte de mi naturaleza, no se puede cambiar —respondí sonriendo.
—Más te vale no tratar mal a las chicas —dijo.
—Especifica "tratar mal" —respondí.
—A veces no sé qué hacer contigo —dijo.
—Quererme, además soy tu único amigo —dije.
—También tengo a Jasper —dijo como si me importara.
—Sí, pero a mí me quieres más —repliqué.
—Ahí vienen las chicas.
—Qué mal.
Luego de la mini discusión que tuve con Maia, me di cuenta de que se molesta con bastante facilidad, lo cual me causa bastante gracia. Así que creo que estar con ella no será tan aburrido como pensé. Mientras los chicos hablaban, yo solo me dedicaba a observarlos. Aidan tiene la misma mirada que tenía mi hermano cuando veía a Allison. Emma es una chica bastante diferente a las que Aidan acostumbra a relacionarse. Físicamente, Emma es muy linda, es más alta que Maia, debe medir uno sesenta y siete, es pelirroja, delgada y tiene los ojos color verde. Es curiosa, bastante habladora y alegre; ahora entiendo por qué le gusta a Aidan. Me estaba aburriendo de escuchar las cosas que hablaban, así que comencé a observar a Maia. No había tocado lo que pidió, solo tomaba su café, pero el pastel de chocolate seguía intacto en el plato. Lo que llamó mi atención fue que, cuando Emma le hablaba, ella tomaba el tenedor y pinchaba el pastel, fingiendo que lo comería, y cuando su amiga dejaba de mirarla, ella ponía el tenedor nuevamente en el plato. Maia evitaba mirar su plato. Me quedé pensando en lo que observaba hasta que Maia me habló.
—Asher, háblanos un poco de ti —dijo.
—No hay nada que contar —respondí.
¿Qué esperan que les diga? ¿Qué mi madre y hermano sufrieron un accidente y que a causa de eso mi hermano murió y que mi madre se siente culpable ¿Que mi madre se está volviendo una alcohólica, que mi padre murió hace años y que estoy completamente solo?—¿Tienes hermanos? —me tensé ante la pregunta de Emma y solo miré a Aidan, quien entendió lo que quise decir con mi mirada.
—Deberíamos salir esta noche —propuso Aidan, evitando la pregunta que hizo Emma.
—Esta noche, Maia y yo quedamos de ver a unas amigas que no veíamos hace tiempo. Pueden venir con nosotras e invitar a quien quieran —respondió Emma.
—Debo irme, nos vemos —dije.
—Está bien, hablamos luego, hermano —respondió Aidan.
Salí de la cafetería y fui a la universidad a buscar mis cosas para luego ir a sentarme bajo un árbol grande que hay en mi facultad. Cada vez que estoy en la universidad y quiero despejar mi mente, vengo a sentarme acá. Ver este árbol grande, al cual se le han caído bastantes hojas por estar en invierno, me trae tranquilidad. Agarré mi cámara y tomé una foto al cielo nublado y a las ramas secas del árbol. Bajé la cámara para dejarla a un lado, me froté las manos en la cara, pensando en la pregunta que hizo Emma. ¿Tengo hermanos? Sí, tengo, y está muerto. Nadie lo pudo salvar.
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Un Invierno a tu lado
Storie d'amoreMaia decide estudiar psicología para poder comprender mejor la depresión en la que ha vivido por años. Después de que Asher perdiera a su hermano en un accidente, el de a poco comienza a perder el control de sus emociones. Maia y Asher se conocen po...