Capitulo 14

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Asher

Estoy en mi departamento, en la habitación que solía usar Aysén cada vez que se quedaba conmigo. Hay muchas de sus cosas aquí, ya que en nuestros planes estaba vivir juntos, pero eso dejó de ser posible desde que murió. Hoy se cumplen cinco meses de su muerte. Ayer estuve con Allison, y me contó muchas cosas de mi hermano que desconocía, lo que solo me lleva a la conclusión de que no conozco a mi propio hermano. Soy un mal hermano por no haber estado para él cuando más me necesitaba.

Me empino la botella de whisky, el alcohol quema mi garganta. El timbre empieza a sonar, pero simplemente me quedo en mi lugar, con el diario de Aysén que fui a buscar después de ver a Allison. Me dolió mentirle a mi madre diciéndole que estaba bien, cuando en realidad no lo estoy.

—¡Lárgate, no quiero verte! ¡Déjame solo! —grito desde la habitación.

Sé que es Aidan quien toca el timbre con tanta insistencia. Seguramente vino porque sabe qué día es hoy. Me levanto tambaleándome y voy hacia la cocina a buscar otra botella.

—¡Dije que te largues! —lanzo la botella contra la puerta.

—Asher, abre. No me hagas entrar a la fuerza —dice con la voz quebrada.

—¿Acaso no tienes vida propia? Siempre metiéndote donde no te llaman.

—No importa cuántas palabras hirientes digas. No te voy a dejar solo.

—¡YO NO DEBÍ DEJAR SOLO A MI HERMANO! —grito, rompiendo todo lo que tengo a mi alrededor.

Siento que algo dentro de mí se rompe un poco más cada vez. Creí que había perdido una parte de mí cuando murió Aysén, pero en realidad, morí con él. Estoy completamente vacío.

—¡Debí haberlo cuidado, protegerlo! No me di cuenta de todo lo que estaba sufriendo —digo, sentado en el suelo, mirando los cuadros rotos con fotos de mi hermano y yo.

Cuando creo que Aidan se ha ido, escucho cómo la puerta comienza a abrirse y lo veo junto a Alan.

—Gracias, Alan, puedes irte. Yo me encargo de él —me río por lo patético que suena.

—Vete con tu mierda de preocupación a otro lado.

—No eres el único que ha sufrido por la muerte de Aysén. Yo también lo he pasado mal.

—¿Acaso eres sordo? ¡Quiero que te vayas! —grito, levantándome para empujarlo hacia la puerta—. ¡Quiero estar solo!

—Sé que lo estás pasando mal, pero no te voy a dejar solo.

—¿Qué sabes tú de perder a un hermano? No sabes nada, así que no me vengas con tus patéticas charlas de consuelo.

—¡Tienes razón! No sé lo que se siente perder a un ser querido —grita, empujándome—. Pero para mí, tú eres mi hermano, y lo que sí sé es que no quiero perderte a ti también.

Aidan suspira, tratando de mantenerse sereno, pero no lo consigue, y comienza a llorar de una manera descontrolada. Nunca lo había visto así, y sé que, en parte, es mi culpa por cómo lo he tratado desde que Aysén murió. Cada vez que recuerdo su muerte, mi mente se nubla, y pierdo el control de mis acciones y palabras, hiriendo a las personas que más quiero.

—Lo siento —le abrazo—. No es tu responsabilidad estar siempre conmigo. Tú también tienes derecho a llorar y vivir tu duelo.

—No es mi responsabilidad, pero quiero estar contigo, porque tengo miedo de perderte, igual que a Aysén.

—No sé qué hacer, Aidan. Mi hermano tenía depresión —confieso, llorando.

—¿De qué hablas?

—Ayer hablé con Allison en una cafetería —le explico—. Me contó que Aysén había estado comportándose raro durante un tiempo. Me dijo que comenzó a sufrir depresión y que, de vez en cuando, estaba realmente mal —lloro, recordando sus palabras—. Me contó que Aysén lo pasó muy mal en sus últimos meses. Fui a casa de mamá a buscar su diario.

—¿Qué decía? —pregunta con miedo.

—No lo sé aún. Tengo miedo de abrirlo.

Aidan me abraza, y ambos lloramos.

—Vamos a leer ese diario. Lo haremos juntos, seremos fuertes.

Asiento.

Caminamos a la habitación y nos sentamos en el suelo con una botella de tequila, que nos bebemos antes de comenzar a leer el diario.

"Desde hace tiempo siento que he caído en un hoyo sin salida. Siento que estoy en un cuarto oscuro donde mi mente repite que no valgo nada. Hay días en los que solo deseo dormir y no despertar. No logro entender lo que me pasa. Tengo miedo de lo que estoy sintiendo. Creo que los únicos momentos en los que encuentro algo de calma y felicidad es cuando estoy con Asher. Desde pequeños hemos estado el uno para el otro. Siento que él tiene una parte de mí, y yo una parte de él. Incluso creo que he arruinado un poco mi relación con Allison. Ella no merece estar con alguien que se ha vuelto inestable. Hace unos días le confesé cómo me estaba sintiendo, y le dije que quería terminar con ella. Le expliqué que no podía lidiar con lo que sentía, y que no quería hundirla conmigo. Pero, como es tan terca, me dijo que no podía dejarla porque me amaba, y que lo afrontaríamos juntos. Es la mejor chica que pude haber conocido. La amo, y no quiero que sufra por mi culpa.

Me esforzaré por mejorar, por mi bien, por ella, y también para poder pasar más tiempo con mi hermano y con Aidan, que siempre me saca una sonrisa."

—Incluso cuando lo estaba pasando mal, pensaba en el bienestar de los demás —dice Aidan, llorando.

—Tengo miedo de lo que más pueda haber en este diario, y no tiene fechas de los momentos en los que estaba mal.

—Sigamos leyendo, por ahora.

Leemos tres hojas más, y siento una gran pena en mi corazón, como si lo estuviera perdiendo de nuevo. Siento que fracasé como hermano, que le fallé al no darme cuenta de cómo se sentía. Debí haber estado para él. Quizás así no lo habría perdido, y nada de esto estaría pasando.

Nos terminamos la botella de tequila llorando en silencio. No nos decimos nada, porque no hay palabras que puedan consolar el dolor que sentimos. Emma llama a Aidan, pero él corta la llamada y apaga su teléfono, igual que yo. Creo que ambos necesitamos procesar en silencio lo que descubrimos de Aysén. Aidan probablemente también siente culpa, ya que siempre lo cuidó como a su hermano pequeño. Siempre fuimos los tres, y ahora solo somos dos.

Miro hacia el ventanal de la habitación y noto que está lloviendo. Parece como si el cielo entendiera nuestra tristeza y llorara con nosotros.

—En dos días es tu cumpleaños —Aidan rompe el silencio.

—Lo sé. Qué mierda de vida, pensar que murió un 23 de febrero —rio con amargura—. Un mes después de haber cumplido diecinueve años.

—Él hubiera querido que lo celebraras, aunque no esté con nosotros.

—Lo sé, pero celebrar mi cumpleaños sin él me destroza.

—¿Recuerdas que ya habíamos hecho planes? —sonríe—. Acordamos que pasaríamos el día en la playa junto a Allison, y dijimos que nos tiraríamos al mar desnudos.

Sonrío ante el recuerdo del día en que decidimos cómo celebrar mi cumpleaños, pero ese plan ya no será posible.

—¿Vamos a dormir?

—¿Juntos?

—Juntos.

—Está bien, pero no me beses creyendo que soy Maia —rie con tristeza

Sonrío al escuchar su nombre. La verdad es que en cualquier momento perderé el control y me arriesgaré a besarla.

Un Invierno a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora