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No encontraba las palabras adecuadas para poder expresar todo lo referente a su estado de ánimo. Cualquier intento por sobreponerse estaba resultando ser totalmente un desastre que no tenía posibilidad alguna de arreglo. Ahora era él quien comenzaba a pasarse la mayor parte del tiempo en la ciudad, caminando sin un rumbo fijo, perdiéndose en todas sus calles y deseando encontrar por algún recoveco el sentido común que acababa de perder recientemente.

Aún podía sentir las palabras llenas de odio de Ningning. Era comprensible, ¿no? Muy a su pesar, lo había vuelto a hacer; había vuelto a huir, y esta vez lo había hecho delante de ellos, como si prefiriese estar en cualquier sitio menos allí, menospreciando y sintiéndose todavía más perdido. Por más que quisiera cambiar su desastrosa acción, no podía volver atrás. Tenía que ser consecuente con sus actos y sobre todo, ser valiente para aceptar que, si seguía sin poder disimular todo lo necesario, la verdad que tanto temía dejaría pronto de ser un secreto conocido por dos únicas personas. Lo que aún no
entendía cómo era posible que su hermana no se hubiese dado cuenta ya, sobre todo por su numerito en la cena. ¿No era escandalosamente evidente?

Estaba convencido que ni el mejor de los actores habría soportado el mal trago que él tenía que aceptar sin más. No era normal que alguien de carne y hueso tuviese que permanecer con un semblante impecable mientras por dentro se feshacía literalmente a causa del miedo y de la desesperación. Haber estado sentado justo enfrente de ese hombre había sido como soportar la onda expansiva de una bomba atómica; como si los
cimientos de su presente hubieran reventado pero la fachada siguiera intacta. Las palpitaciones, el sudor frío, el intento fallido de no sentirse atraído por él… Y es que no podía quitarse de la cabeza todos esos minutos, contado uno a uno, fingiendo no saber nada; fingiendo no saber quién era. Y lo peor, fingir que no recordaba lo que había sido él mismo cuando estuvo con Jeamin.

¿La quería? ¿Realmente estaba enamorado de ella? ¿Seis meses eran suficientes para él?

Renjun no entendía algunas cosas. El Jaemin que se había encontrado en el restaurante no parecía el mismo que años atrás… Sí en apariencia física, pero no en esencia. Recordaba que cuando estaban juntos, el tiempo no tenida cabida en sus vidas, pero comprometerse con alguien sólo seis meses después de conocerse… No, era una locura incluso para Jaemin. Con él, se había mostrado más cauteloso, más reservado… pero a fin de cuentas alguien mejor. Se lo había dado todo, absolutamente todo sin que él hubiera tenido que pedírselo. Las cosas más pequeñas e insignificantes habían estado a la orden del día, convirtiendo cada segundo en un regalo más especial que el anterior.

Su unión con él, a primera vista irrompible, había acabado por desaparecer y romperse en mil pedazos. ¿Por qué? Esa era la pregunta que aún no había logrado contestar después de dos años.

Nunca habían discutido más de lo necesario; sus reconciliaciones despejaban cualquier tipo de duda, así que todo eso, unido a sus siete años de relación, presagiaban la creación de un vínculo todavía más fuerte entre ellos, pero nada acabó funcionando, y
todo por el miedo; un miedo tan gigantesco como el verde de sus ojos.

No podía plantearse en serio si la cuestión a tener en cuenta era si todavía el amor no se había olvidado entre los dos. Debía asegurarse de que su hermana hacía lo correcto, esa sí era la cuestión.

Por su parte, Ningning no daría su brazo a torcer; ya había dado muestras de ello cuando su padre la había criticado por precipitarse y ella se defendió con uñas y dientes alegando que lo suyo con ese chico era diferente así que, no podía contar con su apoyo. Por lo tanto, y aunque se moría por dentro sólo al pensarlo, no le quedaba más remedio que acudir a la otra parte implicada.

Se había pasado la vida huyendo y ahora no podía hacer otra cosa que apretar los dientes, tragarse el orgullo, su sentir, e ir directamente hacia Jaemin, pero para hacerlo, antes tendría que armarse de valor y eso era todo un desafío.

No iba a ser nada fácil plantarle cara y averiguar si lo suyo con Ningning era real o si por el contrario era una farsa. Dependía de él la felicidad de su hermana. Tenía que hacerlo.

Los ángeles también lloran [ADAPTACIÓN JAEMREN - NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora