Le gustaba trabajar cuando no había nadie. Solía ser el primero en llegar y el último en irse, aprovechando esos armoniosos ratos de silencio para pensar en todo lo que le importaba. Jaemin trabajaba en el centro de la ciudad, haciendo lo que más le gustaba. Poseía un estudio de grabación, y podía ser capaz de pasarse allí días enteros sin salir, creando una música con gran calidad. Y es que a pesar de ser el jefe, adoraba aportar su granito de arena, trabajando codo con codo con sus compañeros, fieles amigos desde hacía años. Era productor musical, el encargado de transformar las canciones y darle su particular punto de vista, cambiando partes o estructuras si lo consideraba apropiado, además de controlar y supervisar las sesiones de cada grabación. También tenía gran habilidad con un sinfín de instrumentos, pero su favorito desde niño siempre había sido el piano, ya que desde el día que se descubrió a sí mismo hipnotizado con la melodía que emanaba de las teclas del antiguo piano de su padre, nunca había dejado de tocar, alcanzando gran maestría y talento. Antes de que ningún disco, maqueta o canción saliera de allí, él debía darle el visto bueno.
Ese día sin embargo, estaría solo durante todo el día. Había decidido darle a sus chicos un respiro. Las horas a veces se hacían demasiado largas y él era el único capaz de trabajar bajo presión. Se encontraba revisando un último trabajo que había caído en sus manos. Estaba de buen humor y desde luego no quería complicaciones, por eso acabó antes de tiempo, rodeado constantemente de ese sonido vacío y estanco que inundaba todo el estudio.
Estaba especialmente pensativo cuando se le ocurrió la idea de coger la vieja guitarra que se encontraba en la parte más escondida del armario con puertas de cristal, olvidada desde hacía aproximadamente un par de años. No recordaba cuándo había sido
la última vez que sus dedos habían tocado cada una de esas finas cuerdas. Quizás dejó de hacerlo cuando inesperadamente perdió a la musa que le servía de inspiración. Si ahora volvía a tocar, era por una razón: su musa, o alguien que lo había sido, había vuelto a aparecer, aunque fuera en una fotografía. Se estremeció cuando entró en contacto con la madera del instrumento. Aún conservaba ese olor característico y ese tacto que invitaba a tocar casi de manera interrumpida. El sonido le llegaba hasta el alma y sintió la necesidad de cerrar los ojos, imaginándose tal vez en un lugar mejor, evitando la soledad que a veces le atacaba el pensamiento.
En un instante, sus párpados se movieron, y sus oscuras pupilas pudieron examinar el entorno que le rodeaba. No se lo pensó dos veces para dejar de tocar y levantarse. Había escuchado perfectamente ese ruido tan característico: la pesada puerta de la entrada se había abierto. Consultó el reloj digital que colgaba en la pared del fondo. No podía ser nadie del estudio, y mucho menos alguien de la limpieza a esas horas. Esperó pacientemente a que alguien se materializara delante de él pero no se encontró con nadie, por eso volvió a sentarse en su cómodo sillón de cuero negro, creando nuevamente esa melodía que había creído olvidar.
Cinco minutos después, tuvo la sensación de que alguien le estaba observando. Molesto y confundido, se levantó con decisión y se cruzó de brazos.
—Vale, chicos. Si esto es una broma, les aseguro que no tiene gracia. —Su cuerpo se puso rígido—. Ya no son unos niños para ir asustando a la gente por ahí, y menos a su jefe...
Aún conservaba las últimas palabras en la boca cuando por fin vio a alguien. Inexplicablemente, no se trataba de nadie de su equipo, si no de una persona más baja de estatura y del sexo opuesto. Su pelo dorado y esos ojos que echaban pistas la delataron casi al instante.
Jaemin se sorprendió, pero no sabía si para bien o para mal.
—Ningning —susurró—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Ning se abalanzó directamente sobre él sin dejar de emitir la brillante sonrisa que le colgaba en los labios.
—Vaya, nadie diría que te alegras de verme.
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Los ángeles también lloran [ADAPTACIÓN JAEMREN - NCT]
FanfictionAutor: Concepción Liébana García Adaptación: Renmin/Jaemren (principal), mención de otros shipps. Caps: 181 + epílogo Actualizaciones rápidas. ¿Y si la vida te diera una segunda oportunidad ¿Lo arriesgarías todo por volver a ser feliz o renuncia...