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Si hubiera podido intuirlo, de buena gana el corazón se le hubiera parado dentro del pecho. ¿Era una alucinación? ¿Por algún motivo alguien había decidido responder a sus plegarias?

Como si se tratase de un bonito sueño, el hombre que había estado esperando en la calle finalmente entró, dejando a Jaemin totalmente desarmado.

—Tú…

Sus ojos verdes brillaban con intensidad, como si minutos antes hubieran estado a punto de romper a llorar.

—¿Qué…? —Las palabras eran apenas un susurro.

—Jaemin —dijo Renjun—. Tenemos que hablar.

Toda la envergadura de su atlético cuerpo se tambaleó. No podía creer lo que estaba viendo, sin embargo, ese hombre era real, quizás demasiado.

—¿Qué estás haciendo tú aquí? —logró decir.

—Te aseguro que esto es lo último que desearía hacer, pero no me queda más remedio.

Jaemin tragó saliva. No sabía cómo reaccionar. Su cabeza se llenó automáticamente de recuerdos y de sentimientos…

—Tengo que reconocer que aún me cuesta bastante trabajo admitir que sea cierto—apuntó—. Eres tú. Tú eres el hermani de Ning.

Renjun no se inmutó. Parecía un témpano de hielo.

—Exacto.

—¿Sabes? Cuando pronunció tu nombre la primera vez me vinieron a la cabeza muchos recuerdos pero ni siquiera me planteé que algo así pudiera suceder. —Suspiró lentamente—. Qué pequeño es el mundo, ¿no?

—Ya, y supongo que estás igual de sorprendido que yo, ¿verdad?

—¿Acaso no debería?

Renjun se llevó las manos a la cabeza y comenzó a andar de un lado para otro en la reducida habitación, igual que había hecho siempre cuando perdía los nervios.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo?

—¿Yo? —Pareció sorprendido—. Di mejor qué estás haciendo tú. Acabas de aparecer después de tanto tiempo…

Renjun le fulminó con la mirada.

—Esto no es ningún juego, Jaemin. No hagas que pierda la poca paciencia que me queda.

—Es increíble que hayas venido hasta aquí sólo para decirme eso. Soy yo quien te pide no malgastar el tiempo. —Aguantó su mirada—. Tengo una boda por delante, pero supongo que ya lo sabrás puesto que eres el hermano de la novia.

—De eso nada.

—¿Qué?

—No creas que voy a dejar que te cases con mi hermana, así porque sí. No es tan sencillo.

—Espero que sea una broma…

—Te aseguro que no lo es. ¿Acaso estoy riéndome?

Jaemin ya no pudo soportarlo más. Había estado esperando años para conseguir la respuesta que tanto le había atormentado. Ahora que volvía a tenerlo cerca y sin nadie de por medio, tenía que desenterrar su dolor.

—Me apartaste de tu vida y ni siquiera me diste una buena razón. ¿Cómo crees que me sentí después de aquello? —Su voz se quebró—. Yo te quería, Ren. Te estuve buscando por todas partes pero resulta que te escondiste tan increíblemente bien que nunca fui capaz de dar contigo.

—Nunca me escondí —replicó él—. Me marché lejos de todo. Son cosas diferentes.

—Maldita sea, da igual. Lo que importa es que huiste. Me destrozaste la vida con esa estúpida conversación. ¿Sabes? En el fondo fue algo absurdo. Se suponía que yo era la víctima y en cambio fuiste tú quien se comportó como tal.

Los ángeles también lloran [ADAPTACIÓN JAEMREN - NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora