Adónde Vamos // Binwoo [Omegaverse]

Diecisiete

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Un nuevo amigo
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Abrió sus ojos con pesar, aquel  molesto sonido le taladraba los oídos.

Tenía sus ojos hinchados y llenos de lagaña, había pasado dos días en el que había estado llorando.

Después que salió del apartamento de Moon, con lágrimas en los ojos el Omega tomó su auto y condujo a su apartamento.

Por suerte, ni Sanha ni Jinjin se encontraban, el Omega se había ido a su casa de vacaciones para pasar su celo, y cuando eso sucedía podría pasar más de una semana sin volver por puro capricho, Jinjin por su parte había salido del país por petición de su padre, cosas de su empresa.

Así que estuvo solo, y eso era bueno. Ya que así podría evitar los regaños de sus amigos, y es que ellos desde el principio no querían que volviera a la casa de Moonbin, ya que podría lastimarlo... Y sí, lo hizo.

No de la forma en la que ellos creían, pero de todos modos lo lastimó.

Él timbre siguió sonando incansable, perezosamente se dirigió a la puerta y la abrió con dificultad.

De repente un sonido seco se escuchó, como si de un fuerte golpe se tratase, para después ver como cuadritos de colores brillantes caían por los aires, era confeti.

—¡Sorprice! —una alegre y conocida voz  masculina se escuchó.

—¿Jungkook?

—Dingminnie —canturreo abrazándolo.

—¡Santo cielo! ¿Que haces aquí?

—A mi también me da gusto verte —Dijo bromeando.

—Por dios, ¿Cuando llegaste? —pregunto observando su equipaje— ¿Por qué no me avisaste que vendrías? ¡Pude haberte recogido!

—No escuchaste lo que dije cuando abriste la puerta “Sorpresa” Las sorpresas no sé dicen.

—No te quedes allí, pasa, pasa —hablo llevándolo adentro.

—Por Dios ¿Por qué esto está tan solitario?
¿Y Jinjin y Sanha?

—Oh, el Alfa salió del país por asuntos de negocios, y Sanhnie fue a su casa de vacaciones... De qué... ¿De qué te ríes?

—¿Alfa y omega? ¿Aún se siguen llamando de esa manera? ¡Que infantil!

—¡No te burles! ¡Tch, que mezquino!

—Solo sigo sin entender esa ideología de ustedes —Hablo mientras se sentaba.

—Solo es una promesa de niños.

—¿Promesa de niños? Eso sí que es nuevo.

—Sanha y yo juramos que si llegábamos solteros a los treinta, y si Jinjin seguía sin encontrar a su omega, uno de los dos se casaría con él... y Jinjin estuvo de acuerdo. Desde entonces, tanto Sanha y yo, lo llamamos Alfa, y Jinjin omegas, ¿No es una gran historia... cierto?

—¿Y yo? —pregunto serio, con la mirada profunda.

—¿Tú?