Veinticuatro

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Cena
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El Omega se removió incómodo se sentía algo extraño, extendió su brazo y sintió vacía la cama, el sentirla, abrió los ojos de repente y efectivamente no había nadie más en la cama, ni siquiera Honnie.

Abajo se escuchaba el murmullo de sus dos alfas, así que se aseo rápidamente y al bajar se encontró a Moonbin y Honnie en la cocina, la cual era un caos total, pero no cualquier caos... era un lindo y tierno caos.

—¡Papá, el aceite está brincando!

—Ah~ ¡Me quemé! —Jadeo el Alfa mayor, intentando virar lo que sea que tuviera en la sartén.

—¡Papá, papá! En el horno sale humo —gritó de nuevo el menor.

—Esto... ¿Esto cómo se paga? —Hablo observando el horno, Dongmin solo negó, entró y apagó el horno de la cocina.

—¡Mamá!

—¿Dongmin? —ambos se sorprendieron al ver al Omega presente— ¿Te despertamos?

Dongmin negó sonriente.

—No, ya me había despertado ¿Por qué no me despertaron para que les hiciera el desayuno? —regañó frunciendo su ceño tiernamente, y poniendo sus manos en sus caderas.

—Mamá~ —Honnie lo abrazó mientras hacía ojitos.

—Es que queríamos hacerte el desayuno —continuo Moonbin quedito.

—Oww, qué lindos —sonrío enternecido— Muchas gracias por preocuparse por mi... —Los abrazó— Bien, vamos a sacar lo que sea que tengas en el horno.

—Yo lo hago —hablo acercándose al horno, abriéndolo y casi metiendo las manos dentro de el.

—¡Moonbin! —regañó Dongmin— ¡Los guantes de cocina! —se los pasó— Te quemarás.

—Gracias Dongminnie —respondió tomándolos, Dongmin lo miró entre cerrando los ojos.

—Alfa tonto —agregó golpeando levemente el hombro de Moonbin, seguido eso, sus ojos se abrieron sorprendido.

¿Qué rayos había dicho?

Su rostro y sus orejas se tiñeron de un fuerte color carmesí. Tapo su rostro en son de vergüenza.

—L-lo siento... No debí... —Moonbin puso el refractario en la isla sonriendo tímidamente, mientras sus mejillas también se coloreaban de un fuerte rojo.

Tuvo que agarrar fuertemente a la isla, para suprimir el deseo de abrazarlo y besarlo allí mismo. Su corazón latía aún más fuerte que cuando se enamoró por primera vez. Su lobo movía la cola gustoso, su omega le había dicho algo tan íntimo, y eso le agradaba.

—N-no tienes por qué disculparte —agregó aún con su sonrojo muy notorio— Tienes razón, soy tonto.

Ambos se observaron sonrientes, sin borrar sus sonrisas, es que no podían. No cuando sus corazones sentían y desbordaban una inmensa felicidad.

—Creo que desayunaremos huevos fritos de nuevo —mencionó luego de carraspear y apuntar a la comida algo quemada.

—Yo lo veo bien. —intento animar Dongmin.

Adónde Vamos // Binwoo [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora