Adónde Vamos // Binwoo [Omegaverse]

Diecinueve

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Honnie se perdió 1/2
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—¿Qué voy a hacer? —preguntó al aire aquel niño.

Ya era la octava vez que suspiraba mientras hacía la misma pregunta, había pasado dos semanas desde que su mami no venía a verlo, y su papi siempre estaba trabajando.

Ahora ni siquiera tenía tiempo para jugar con él, con Honnie.

—¡Agh! Estoy aburrido —dijo mientras se acostaba en el suelo.

De repente, un ronquido fuerte se oyó, lo cual hizo que se sobresaltara un poco, era su nueva niñera... Llevaba rato dormida

—Extraño a mamá —Dijo triste.

Su nueva niña, se encontraba tirada en el sofá durmiendo y los nachos que tenía en la mano caían al suelo lentamente. Honnie ni siquiera podía divertirse haciéndola enojar, ya que  desde que llegó, ella le puso los mismo tres videos musicales en la tele, le dió mucha golosinas, y no lo obligó a hacer tarea.

¡Tan absurdamente aburrido!

Honnie suspiro por... No sé cuántas veces ya, pero volvió a suspirar.

De repente, de manera abrupta, como si de un relámpago se tratase, una idea loca se instaló en su cabeza.

Se levantó de suelo rápidamente y alegremente se dirigió a la oficina de su padre.
No tenía permiso para entrar, pero esta vez sus acciones estaban mejor justificadas.

Entró y rebuscó entre sus libros de sus padre, recordaba haber visto su directorio telefónico por algún lado.

—¡Ajá, lo encontré! —sonrío satisfecho.

Por suerte, como amaba tanto a su mami, se había propuesto a aprender su nombre, ahora lo podía identificar.

Dio vuelta a las páginas un par de veces, hasta que dio con el nombre deseado.

—Le-e... Doooon... Dong, min, ¡Lee Dongmin! ¡Es mamá! —en el directorio, no solo se encontraba el número telefónico del Omega, si no también su dirección.

Así que Honnie, con su crayón tomó nota en su libreta nueva que su padre le había comprado.

Por cierto, tenía un baby shark en la portada.

Después de tomar nota, el niño tomó su suéter, pues empezaba a hacer frío y salió de la casa con una gran sonrisa, ¡Seguro su mami se alegraría al verlo!

Después de salir del edificio, caminó un par de calles donde encontró un taxi. Sin preguntar subió aquel vehículo y le entregó la nota de la dirección al chofer.

El hombre lo miró por el retrovisor y preguntó;

—¿Tienes dinero? —honnie asintió rebuscando entre su suéter, sacando dos mentas y dándosela al desconocido

Aquel chico negó dando un largo suspiro.

—Guárdalos... estás de suerte, voy para esa dirección, así que te dejaré cerca.