Capítulo 17

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Mientras corro por el bosque a gran velocidad entre los árboles de regreso a casa, pienso en si en realidad había hecho lo correcto, en si había cometido un error o no con Clara.

Mi mente me daba vueltas, estaba realmente confundido en estos momentos. Mi moral, mis creencias y mi tradiciones teniendo un choque severo contra lo que sentía mi corazón.

Clara era una humana, y yo un vampiro; por lo que según dictan las leyes de nuestra raza, jamás podíamos tener contacto físico de la manera en la que lo hice, o sentir algo más que deseo por alimentarte hacia ellos.

Pero no...

Yo había cruzado aquella pequeña línea que define mis límites. Aquella que dicta lo que está bien o mal dentro de mi cabeza.

Mas ese también era el problema, ya con ella... lo bueno y lo malo se había mezclado.

Con Clara, todo me parecía fantástico.

Sin embargo, al fin de cuentas, ya no quería darle más vueltas al asunto, ya no quería cuestionarme mis acciones, ya que a pesar de todo... lo hecho hecho estaba, por lo que trato de contenerme en pensar más sobre ello.

Llegando a Lontar y al castillo de mi padre, desacelero el paso y me paro frente a la entrada principal, recuperando el aliento. Había corrido en tan solo un par de horas lo que a Clara y a mí nos tomó recorrer en días. Pero, lamentablemente no hubiera podido avanzar con Clara de esa manera. Ya que si iba a la velocidad en la cual normalmente corro, por tanto tiempo y cargándola sobre mi espalda, probablemente ella se habría desmayado.

Miro a los guardias que están resguardando la entrada, estos me dan una señal de bienvenida con la mano para luego dejarme pasar, yo lo hago.

A este punto ya no sabía en quién más confiar. Mi padre al fin y al cabo era el rey de este lugar, así que los guardias reales siempre le iban a obedecer en lo que éste quisiera. Razón por la cual ya no estaba seguro de quién tenía como mandato arrancarme la cabeza o tal vez darme una buena paliza.

Pero claro... eso si lo lograban.

Al adentrarme al castillo, no bien doy mis primeros tres pasos cuando veo a Leopoldo venir a toda prisa por el pasillo.

—¡Mi señor, lo estaba esperando! —Se acerca a mí rapidamente. —¿Dónde a estado metido? Lo he buscado por todas partes. ¿Por qué le tomó tanto? —Continúo mi andar en dirección a mi habitación. Leopoldo a mi lado.

—Bueno, se puede decir que las cosas se... complicaron. —Digo mientras paso la mano derecha tras mi cuello.

Pensando en aquel beso.

—Entonces, ¿dime qué sucede ahora? —Digo con un tono de voz cansado. Él asiente rápidamente.

—Su padre a convocado una reunión de emergencia con el consejo, y su presencia es requerida. —Llego frente a la puerta de mi habitación, la abro y me adentro. Leopoldo me sigue.

—¿Por qué hay una junta con el consejo? ¿Acaso me perdí de algo interesante? —Comienzo a mirar las ropas que tengo en el armario. Leopoldo me mira de arriba a abajo y alza una ceja.

—No lo tengo entendido señor. Pero... —Hace una pausa en su hablar. Yo tomo una camisa, un pantalón y unas medias del armario para después cerrar sus puertas. —¿Qué es lo que lleva puesto? Con todo respeto, claro está. —Me señala de arriba a abajo con el dedo índice. —Si es una nueva moda que desea implantar... —Le interrumpo.

—No deseo implantar nada Leopoldo. —Me quito la camisa y me la cambio. —Solo... —Suspiro comenzando a desabotonarme el pantalón. —Solo no preguntes, ¿sí? —Bajo mis pantalones y
Leopoldo suelta un chirrido para luego darse la vuelta inmediatamente.

Heron Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora