Capítulo 9

250 37 3
                                    


Clara se me queda viendo por unos segundos inmóvil; ésta sin decir ni una sola palabra. Aquella caja de cartón con su comida aún entre sus manos.

La miro fijamente, su pecho subiendo y bajando aceleradamente. Yo permaneciendo firme en mi postura y posición.

—No puedo irme, Heron. —Dicen sus labios. Aquel comentario provocando que frunza mi ceño.

—¿Por qué? —Pregunto soltando mis brazos lo cuales estaban entrelazados de sobre mi pecho.

—Tu padre dijo que si escapaba o intentaba huir, encontrarían a mi familia y la matarían. —Niega con la cabeza. —Ellos saben dónde vivo, quién es mi familia y cómo encontrarlos. No permitiré que nada malo les pase a ellos. —Continúa negando. —Prefiero quedarme aquí sufriendo y morir a manos de uno de los de tu raza, a poner a mi familia en riesgo.

Yo doy un paso hacia adelante y me le acerco.

—Yo soy el hijo del rey, Clara. Y te estoy concediendo tu libertad. —Ella baja la mirada al suelo.

—Escuché todos los problemas que tienes con tu padre, él no estará de acuerdo a que me liberes. Te meterás en más líos por ello. —Pasa su dedo pulgar por la superficie de la caja de cartón, mostrándose nerviosa.

—Mira, sé de un pueblo de humanos que hay bastante lejos de aquí en donde mi padre no te buscará. —Posiciono mi dedo índice bajo su barbilla y subo su rostro hasta que sus ojos y los míos se encuentran. —Podrás empezar una nueva vida allá, desde cero. —Ella se me queda viendo seria pro unos segundos. Sé que está pensándolo. —Yo le diré a mi padre que moriste y que me deshice de tu cuerpo, no lo sé, me inventaré algo.

—No puedo aceptar tu oferta. —Da un paso hacia atrás y camina en dirección a la puerta.

—¿Por qué? —Giro sobre mi propio eje y la veo tomar la perilla de mi puerta dispuesta a marcharse, pero aún no lo hace.

—Yo anhelo regresar con mi familia para verlos y abrazarlos de nuevo. Si haremos lo de la mentira de que morí a causa de tu mordida, al menos quiero regresar entonces con ellos. —Dice, yo trago hondo al escuchar aquello.

—Si mi padre te busca allá y te encuentra... —Hago una pausa en mi hablar. Clara coloca la caja sobre la mesa a un lado de la puerta y camina hasta mí. —En aquella villa de humanos no te encontrará, está lo suficientemente lejos de Lontar, no es nuestro territorio. —Ella se queda en silencio por unos momentos.

—¿Para qué quiero mi libertad si no la puedo compartir con las personas que quiero? —Pregunta viéndome directo al alma. Yo asiento. —Además, tu idea parece buena. —Se encoge de hombros. —Esa es la única forma que encuentro viable para poder regresar con mis seres queridos. —Suspira.

La entiendo, si mi madre estuviera con vida y yo al menos tuviera la oportunidad de pasar un minuto más con ella, lo haría sin hesitar ni por un solo momento. Sé que me hubiera encantado hallar la manera de verla otra vez, de tenerla entre mis brazos y abrazarla una vez más. Por lo que comprendía su sentimiento.

—Entonces yo mismo te llevaré con tu familia. —Digo. La chica frunce el ceño y me mira con aires de confusión en el rostro.

—Tú... —Tartamudea. —¿Tú me llevarás con mi familia? —Me señala levemente con el dedo índice. Yo asiento.

—Sí, es lo menos que puedo hacer por ti. Ya que mi padre te ha tratado como... —Me interrumpe.

—¿Cómo basura? —Alza una ceja. Yo adopto una expresión seria.

—No quería decir eso.

—Lo sé. —Se encoge de hombros y da dos pasos hacia atrás. —Pero es la verdad. —Mira aquella columna de madera de mi cama rota. —Por cierto, ¿qué le pasó a esto? —Lo señala y se me queda viendo. Yo bufo.

Heron Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora