Capítulo 6

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Esta historia tiene Trigger Warnings y es considerada "Madura" para Wattpad.

El saber que Liz vendría por unos días me ponía muy feliz, realmente esperaba que me escuchara y que pudiera hablarle antes que Mercury. Solo me tocaba esperar. Liz no me dijo cuándo iba a volver. Comencé a mandarle mensajes preguntándole cuando venía, pero ni siquiera los estaba viendo. Espero que sea pronto. Necesito que sea pronto. Sentí una mano en mi hombro, luego otra, luego una en mi cadera y otra más.

—Buenas —dijo Mercury con una sonrisa, voltee lentamente y noté como las 6 manos que sentí salieron de él.

—Qu —no pude terminar la pregunta porque Mercury creció otra mano y cubrió mi boca. De la impresión pegué un salto para alejarme de él.

—Ay Sin —dijo él luego de reír por mi reacción— veo que no sos fan de los ciempiés, eso es una pena

Cuando lo vi mejor, si era como un ciempiés, era asqueroso, era puro torso y tenía brazos y piernas saliendo de los costados. Se veía repulsivo pero realmente quería saber como funcionaba esa anatomía por lo que no pude dejar de mirarlo. La anatomía de Mercury era algo fascinante, si no fuera Mercury seguramente haría un par de preguntas porque no recuerdo haber visto ningún estudio de los cambia formas y poder hacer uno sería un sueño.

—Da más risa cuando mi víctima corre la verdad —dijo Mercury con un tono aburrido para transformarse en su versión humana pelirroja— pero todo ese tema tu papá te dejo así trastornado y solo te congelás

—¿Victimas? —dije con miedo, él me vió directamente en los ojos, estaba muy seguro que sus irises y pupilas aumentaron muchísimo.

—Claro Joaquín —dijo acercándose lentamente— necesito comer ¿No es así?

Mercury se acercó más y agarró mi cara con su mano. Podía sentir como sus uñas o garras se clavaban en mi pera y mejillas. Ardía como si mientras me lastimaba me tiraba alcohol en la herida. Se quedó en silencio unos segundos. Esto era muy raro y no me gustaba nada.

—Que crédulo que sos rubiecito —dijo él con un tono de vos bajo.

Me soltó y sentí como el alma me volvía al cuerpo. No puedo tener TID porque si lo tuviera porqué sigo siendo yo y no las otras voces de mi cabeza, esto es triggereante ¿No?

—No como humanos, ni magos, ni lobos, ni dragones, ni vampiros, ni dragones —dijo como si fuera un hecho obvio— podría porque puedo alterar mi sistema digestivo para digerir lo que sea, pero no son mis favoritos

—¿Y qué te gusta? —dije inconscientemente, él me sonrió y se transformó en la copia de mi y Liz.

—¿Por qué? —dijo sonriente— ¿Me pedirás una cita?

—Por favor no digas eso cuando parecés mi trillizo —dije bastante asqueado— curiosidad

—Palomas —respondió— tienen un sabor exquisito —no pude evitar hacer una mueca— no me juzgues drogadicto

—Perdón

—Así está mejor —dijo él— ¡Tía, tío!

Voltee y tenía razón, mis tíos habían llegado, se veían bastante felices.

—Hay corazones —dijo mi tía— tengo las mejores noticias, Liz va a venir unos días

—¿Enserio? —dijo Mercury con una gran sonrisa, y cuando digo gran, me refiero a GRAN, era uncanny— No puedo creerlo, que felicidad, no puedo esperar

—Tampoco yo —la voz me salía en hilo, perdí la oportunidad de hablarle a Liz primero.

Los tíos hablaron un poco más, estuve disociando la mayor parte de eso, necesitaba idear un plan rapidísimo. También hablaron con Martina y querían organizar una cena o algo así. Estaba pensando en muchas cosas, necesitaba alejarme y escaparme de Mercury para poder hacer algo en paz. De momento necesitaba bastantes cosas, algo para que no leyera mi mente, realmente quiero anotar lo de los cambia formas y si estaba sintiendo un poco de curiosidad por el collar ese que me dio la psicóloga.

Luego de un rato volví a mi pieza para pensar y buscar cosas. Cerré la puerta de la pieza y antes de voltearme sentí unos brazos que me abrazaban.

—No sabes lo mucho que te extrañé

Era su voz.

Cambio. Sebas.

Mi primer instinto fue llorar, pero ya no era Dylan, así que comencé a patalear y moverme todo lo que podía para alejarme de él. Logré empujarlo y que me soltara, quería gritar pero no me salía por lo que recurrí a lo que me sirve, la violencia. Cuando voltee para golpearlo noté que sonreía, eso me descolocó porque no era la sonrisa de pedófilo que tenía él, era diferente. Tardé demasiado en golpearlo, se pudo levantar y se estaba acercando, esta vez detuvo mis golpes mientras se acercaba.

—Hueles diferente —dijo y se acercó a oler mi pelo.

Antes de congelarme del miedo logré golpearlo, empujarlo y alejarme, comencé a buscar mi pistola pero recordé que Dylan ya no carga una pistola encima. Entonces él comenzó a reír. Intenté buscar algo que no me desprotegiera y que le pudiera atacarme, pero luego de apartar mi vista de él unos segundos, noté que ahora era la maldita babosa cambia formas.

—¡Esa si es una reacción! —dijo él riéndose en la cama. Acabo de notar que empujé quién pensé era mi papá en mi cama, no voy a poder dormir hoy.

—Esa si- ¿Qué? —pregunté confundido, pero extrañamente aliviado de que no era papá.

—Sabía que no podías responder de una sola manera —comenzó a decir con una gran alegría— así que tuve que tirar los hilos un poco

—Sabías- ¿Qué te sucede? —pregunté completamente aterrado.

—Y encima —se detuvo a la mitad de la oración para oler el aire— si olés diferente

—¿Y encima huelo diferente?

—Tu ecolalia me está molestando mucho —dijo con un tono serio— ¡Pero si! Puedo oler tu cerebro, ay que chistosito suena —dijo cambiando su tono a uno alegre otra vez— y cuando vos cambiás, yo lo sé

—¿Mi ecolalia? —dije después de repetirme mentalmente lo que él dijo.

—Como sea —se acostó sobre su pansa en la cama— habláme de vos, por lo que veo sos esa personalidad agresiva que todo el resto de personalidades odia

—Como- No me gusta que me digas así —murmuré incómodo.

—Pues, acabás de golpearme por un simple abrazo —dijo fingiendo ser la víctima.

—Pues, acabo de golpearte por un abrazo transformado en mi abusador —dije estresado y nervioso.

—Madurá

—¿Madu-? —él se movió muy rápido y ahora me tenía contra la pared con su mano sosteniendo mi cara.

—Te dije que me molesta —dijo seriamente, por lo que repetí mentalmente lo que dijo así no tenía que decirlo en voz altar.

—Perdón

—Así está mejor —dijo con una sonrisa para golpear ligeramente el lado derecho de mi cara.

MercuryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora