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Jun despertó con el cuerpo de Minghao a un lado suyo, su rostro demostraba cansancio y de tan sólo recordar lo de la noche hizo que sonriera, tenía buen sexo, no lo iba a negar.
Marcaban las cuatro de la mañana en el reloj, debían irse de allí, lo más antes posible así que vistió al menor. Lo hizo como pudo para posteriormente despertarlo, lo movía de los hombros y Minghao parecía una gelatina, se movía de aquí a allá.

Cuando abrió sus ojos lentamente habló:
-¿Qué pasa?- su pronunciación parecía la de un borracho, eso que no había tomado ni una gota.
-Debemos irnos, ya- explicó, la necesidad de sacarlo de allí era mucha.
-Oh bien- Minghao abrió sus brazos y piernas como si se tratara de un bebé, Jun comprendió rápidamente lo que pasaba, no puede caminar. Lo cargó como a un koala, Minghao gimió de dolor y al sentir el cuerpo del mayor por el suyo se sujetó fuerte y sintió que empezaron a moverse.
-¿A dónde iremos?- preguntó somnoliento mientras cruzaban la sala de estar -¿Qué hora es?- volvió a preguntar.
-Iremos a tu casa... eran las cuatro cuando desperté- respondió Jun, mientras ya salían de la casa, aún se veía todo oscuro y era peligroso llevar de esa manera a Minghao pero si no podía caminar no había otra forma.
-Oh mamá de seguro ya fue al trabajo- bostezó mientras se acurrucaba más por el pecho de Jun, estaba calentito.

Tuvieron que hacer el silencio más posible cuando llegaron a la casa del chico, existía la posibilidad de que su madre aún no se haya ido, y luego de un buen rato pudieron llegar en la habitación, bajando lentamente a Minghao en su cama él se quedó mirándolo mientras este se acurrucaba feliz en su cómoda cama, parecía un gato.
-Me duele- dijo después de minutos de silencio, Jun entendió rápido a qué se refería.
-Por eso no querías caminar- afirmó y Minghao asintió mientras se tapaba -¿Qué podemos hacer? No hay remedio para tal cosa y si lo hubiera no iría a pedirlo- sonrió sarcástico y el menor cerró sus ojos.

A ambos lados de su cuerpo sintió como el colchón se hundía y luego los labios de Jun se ponían sobre los suyos, el beso duró varios minutos y al terminar dejó que un suspiro fluyera. El mayor se recostó a un lado suyo, con intensiones de volver a dormir, Minghao no dijo nada solamente dejó que se acostara con él. Que volvieran a dormir parecía un lindo sueño y era real.

-¿Quién era la que estaba contigo anoche?- de repente Jun decidió preguntar. Minghao lo miró, estaba con los ojos cerrados y su frente levemente arrugada, estaba enojado de nuevo.
-Es una joven que me persigue desde hace bastante... no lo hacía tan de seguido pero ahora sí, ayer... me pidió utilizando otras palabras que me acostara con ella- contó mirando miedoso el techo blanco.
- Maldita- tomó una pausa breve ante el enojo que sentía -Y ¿lo harías?- le sorprendía las preguntas que estaba haciendo, parecía enojado por lo que estuvo a punto de pasar.
-No lo haría Jun gē- habló en un tono meloso.
-Entonces ¿por qué lo haces conmigo y no con una chica?- volvió a preguntar y eso confundió al otro.
-Eso debería preguntar yo- respondió -¿Por qué?- agregó.
-No lo sé, sólo hay algo que veo en ti y no en las chicas- mi pene quizá. Se sentía raro hablar de eso pero si Jun le decía de esa forma, era cierto.

Si hubiera alguna vez la oportunidad de que él estuviera con Jun, no la iba a desperdiciar y menos si le decía palabras como esas, ahora él tenía novia y no era el momento más adecuado para confesarse por completo igual si Jun ya lo sabía. Le gustaba demasiado y de seguro era una de las razones por la cual Jun terminaba siempre teniendo sexo con él, para ilusionarlo más.

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