1

1.5K 85 3
                                    

Para Jun no había nada más satisfactorio que tener a Minghao debajo suyo, gimiendo su nombre, con el rostro sonrojado, sus expresiones tan perfectas y su piel morena llena de gotas de sudor. Le encantaba o eso creía a veces, tener un poco de sexo con un hombre no era nada malo según él pero sus amigos lo solían ver raro cuando hablaba de como estar dentro de ese joven inocente era malditamente estupendo. Un buen culo, decía. Uno que siempre estaba a su disposición, más le gustó cuando supo que era la primera vez del chico que era virgen y él era el primero, no se sentía nada especial para Jun pero para Minghao era demasiado.

No había que hablar mucho de cómo habían llegado a hacer esto siempre, todo era por la debilidad de Minghao hacia Jun y como este lo sabía se aprovechaba de ello sin importar los sentimientos ajenos.

Unas embestidas más hicieron que el cuerpo de Minghao temblara de placer y el de Jun de satisfacción pura, el sexo con el chico le encantaba. Se dejó caer sobre la espalda ajena y sintió como este intentaba recuperar el aliento, sabía que el chico se cansaba tan rápido que a veces no duraban tanto en hacer sus cosas pero no le importaba, él tan sólo seguía, cegado por el cuerpo ajeno que lo tenía mal.

Él era sólo una diversión para olvidarse por momentos de su insoportable y aburrida novia, lo que no podía hacer con ella lo hacía con él (decía él) mentiría si dijera que pasar una buena revolcada con el chico era aburrido porque no lo es, tenía todo lo que su novia no. Cuando él quería pasar un buen rato él se dejaba, supuestamente su novia no quería porque quería llegar al matrimonio y luego tener sexo, él no estaría esperando toda la vida por eso. Se empezaba a cansar de ella.

Volteó bruscamente el cuerpo del joven y lo besó, el beso era hambriento sin esperar que el otro moviera sus labios, Minghao no podía seguirle tan rápido, aún le costaba, abrió sus ojos grande cuando de una vez Jun introdujo su lengua en su cavidad bucal este recorría cada espacio sin vergüenza, ya era una costumbre para él. Jun respiraba acelerado sobre él, le gustaba tener la atención del mayor sobre él no importaba si tan sólo lo buscaba para tener sexo él siempre diría que sí.

-¡Ah!- soltó al separarse, ahora podría respirar mejor. Vio como Jun abandonaba su cama en busca de ropa, utilizaba la suya, siempre se llevaba un par de su ropa y no le importaba al final él también se quedaba con la ropa que Jun había usado.

Al vestirse por completo habló:
-Me voy, nos vemos- salió del cuarto, dejando a Minghao allí con sus sentimientos a flote, se tapó con la sábana y miró su desordenada habitación, debía arreglarla antes que su madre llegara.

Eres tan adictivo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora