Ahí va Don Humberto, enjuto, jorobado y recientemente viudo; camina por la Plaza Grande por frente de Carondelet con su sombrero de fieltro y su bastón de eucalipto, se dirige a la Catedral Metropolitana, no le quedan hijos, ni dinero. Va a suplicarle al arzobispo que no lo dejen morir como un perro, quiere ser velado y enterrado, como buen cristiano.
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MELANCOLÍA, INCERTIDUMBRE Y PORVENIR
De TodoCuentos y relatos diversos de mi autoría. Es una recopilación variopinta de historias que van desde microrrelatos de la vida cotidiana, pasando por el terror, lo surreal y fantástico, hasta la ciencia ficción.