Capítulo 8: Reglas y conversaciones

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Capítulo 8: Reglas y conversaciones

NOTA: TODOS LOS CAPÍTULOS ANTERIORES HAN SIDO EDITADOS. En profundidad, además.

NOTA 2: En este capítulo no se va a leer nada por el motivo siguiente. El capítulo era DEMASIADO LARGO. Más largo que cualquier otro. Kilométrico. MONUMENTAL. Total, que le he quitado este pedacito para que no se hiciera demasiado pesado. Es por eso también por lo que este capítulo es corto (al menos en comparación con los anteriores, que, aunque no lo parezca, este chiquitín tiene 20 páginas).

¡Una mirada lasciva!

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— Aquí acaba —dijo Terry. Dumbledore se puso en pie y tomó el libro.

Creo que otra pausa no vendría mal, ¿verdad? Ya va siendo hora de comer.

Muchos alumnos asintieron enérgicamente, por lo que Dumbledore marcó la página y cerró el libro.

Nada más cerrar el libro, Harry vio cómo Ron miraba a su familia un momento antes de levantarse rápidamente de la mesa de Gryffindor y echar a andar a paso rápido hacia el chico de Hufflepuff con el que iba a intercambiar los cromos. Los Weasley lo miraron con preocupación, al igual que Hermione, pero Harry suspir. Él sabía que para Ron no iba a ser nada fácil hablar con su familia sobre todos esos complejos que llevaba toda su vida alimentando. Seguramente trataría de perder el máximo tiempo posible con el Hufflepuff para no tener tiempo después de hablar con su familia.

Por su parte, Harry también tenía otras cosas en las que pensar. El encapuchado que había evitado que Nott mandara una carta a su padre todavía estaba muy presente en su mente, aunque tratara de olvidarlo. No había podido verle la cara, pero esa risa... Sabía a quién le había recordado, pero no podía estar seguro del todo, aunque su instinto le dijera que tenía razón. Decidió que la mejor opción era ignorarlo y fingir que no sabía nada.

Por el rabillo del ojo, vio cómo la gente se agolpaba a las puertas del comedor, tratando de salir. Entonces se dio cuenta de que las puertas estaban totalmente cerradas.

- ¿Qué es esto? -preguntó un prefecto de Slytherin. - ¿Quién ha cerrado las puertas?

Algunos profesores se acercaron a la puerta, confusos. El profesor Flitwick hizo una floritura con la varita, pero la puerta permaneció igual de cerrada que antes.

-¿Qué diantres significa esto, Dumbledore? -inquirió Fudge. - ¿Desde cuándo no se puede salir del comedor?

-Hasta el capítulo anterior se podía -respondió la profesora Sprout, pensativa. Dumbledore pasó una mano por la madera de la puerta lentamente, pero justo en ese momento escuchó una voz resonar por todo el comedor.

-Por favor, vuelvan a sus asientos -dijo esa voz, que estaba hechizada para que no se supiera ni siquiera si quien hablaba era hombre o mujer. Muchos miraron a su alrededor, tratando de averiguar de dónde venía, pero nadie tuvo éxito. Indecisos y desconfiados, muchos tardaron en cumplir las órdenes, pero al final hasta que el mismísimo Dumbledore volvió a su asiento. Harry vio a Ron salir de entre la multitud y sentarse de nuevo a su lado con un gruñido.

Una vez estaban todos sentados, la voz volvió a sonar.

-A partir de ahora, entra en vigor una serie de reglas que es obligatoria que todos sigan-dijo. Todo el mundo estaba en completo silencio, algunos con caras de extrañeza, otros con curiosidad y sorpresa.

- ¿Qué clase de reglas? -preguntó Fudge, incómodo.

-En primer lugar, nadie podrá salir del comedor sin nuestro consentimiento -dijo la voz, provocando gritos de protesta entre los estudiantes y profesores.

Hogwarts lee Harry Potter IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora