Ramir
Visitar a Exiel se me está haciendo costumbre. El día de hoy ha tenido que salir en busca de su hermana, parece que Milton le dijo cosas horribles. Terminé atrapado en su casa porque los guardias no me dejaron salir, así que cuando los hermanitos regresaron y tuvieron su conversación, al fin tengo la oportunidad de largarme. Exiel deja a Joselyn descansando en su cuarto, cierra despacio la puerta, entonces se acerca hasta mí.
—Miry. —Me sonríe con una mirada cariñosa—. Siento la espera.
—Ah, no importa, ya me voy.
Parpadea seguidas veces, confundido.
—Pero esperaste tanto.
—Lo hice para que me abrieran la puerta. —Me río—. Casi salgo por la ventana.
Se relame los labios.
—Quédate.
Enarco una ceja.
—¿Para qué o qué?
—Diría algo pervertido, pero no quiero hacerte incomodar ni que me odies, todavía te estoy conquistando. Aunque en realidad eso de que no deseo inquietarte son puras mentiras, sin contar que... —Toma mi barbilla y me levanta la cara—. Quiero protegerte.
—Sería lindo si no fuera porque estás hablando de mi hermano —confieso, entendiendo su referencia, así que me aparto—. No necesito que me cuides de Milton, y ya te dije: no deberías interferir en los asuntos de otros, no es tu batalla.
—¡¿Sabes todo lo que le dijo?! —grita, indignado.
—Puedo imaginarlo —expreso sin inmutarme—. Lo conozco más que tú. Como sabes, mis padres me echaron de mi casa por declararme gay, y Milton no hizo nada para evitarlo, pero no puedo juzgarlo, está aprendiendo.
—Solo lo dices porque es tu hermano. —Presiona los dientes.
—Puede ser. —Muevo los hombros sin importancia—. A mis papás no les di el beneficio de la duda, pues sé que no se arrepienten, sin embargo, con Milton es diferente.
—No me importa, no quiero que regreses a su casa —dictamina.
Frunzo el ceño.
—¿Vivir contigo? ¿Tú y yo juntos? No, gracias. —Me giro para retirarme, pero me agarra la mano, así que lo miro—. Ay, cómo molestas. —Bufo.
—Tienes una deuda conmigo, debes hacer lo que te...
—¿Quieres conquistarme? —lo interrumpo y le aclaro—. Respeta mis decisiones.
—Miry... —Afloja su agarre, tranquilizándose.
Sonrío.
—Estaré bien. Además, tú debes consentir a tu hermana y yo debo aconsejar al mío. Será mucho mejor así.
—¿Y qué hay de "no interferir"? —Enarca una ceja—. ¿No aplica para ti?
—No lo hago, solo quiero ver cómo está.
—Bueno, ignoremos el asunto de nuestros hermanos y sigamos con el tema de vivir juntos. —Me agarra de ambos hombros y me aproxima a su cuerpo, se acerca a mi boca—. ¿No sería lindo?
Me sonrojo.
—No.
—Qué mentirosito, Miry, si ya admitiste que te gusto, ¿verme seguido no sería lindo? —susurra en mi oído—. O incluso excitante.
Pongo mis manos en su torso para que no se aproxime tanto.
—No, porque después te pones de caprichoso en tu cama, queriéndome abrazar y me estresas.
—Solo quiero acurrucarme contigo y sentir tu perfume.
—Ay, mejor tengamos sexo —me quejo.
—No... —Apoya sus labios en mi oreja—. Primero debes amarme.
Maldita sea.
—Olvidé ese pequeño detalle. —Bufo—. Tienes mucho por recorrer entonces, así que ya suéltame.
—Miry, no sabes lo mucho que me contengo.
—Me imagino —expreso sin importancia y se ríe.
—No te hagas el que no te interesa.
—¿Quieres que me excite y te odie o quieres que me tranquilice y te ame? Decídete.
—Quiero todo de ti.
Menos mi respiración, por favor, que me estoy ahogando.
—Eso va a ser difícil —murmuro.
—Ya haré que te sientas cómodo conmigo, estarás relajado y excitado, entonces me amarás, amarás que podamos estar en los dos modos.
Me río.
—Menos que te odie, lo demás es aceptable para ti.
—Me alegra que me entiendas. —Se separa, despacio—. Ya puedes irte.
Mis mejillas arden.
—Está bien.
—Pero puedes quedarte si quieres —insiste.
Me giro.
—Nel pastel, chocolate con miel.
Me retiro mientras se ríe de mis ocurrentes comentarios.
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Milton y Ramir
ЮморConoce a Ramir, está loquito, tanto que destruye un club disfrazado de mujer y luego el dueño, Exiel, lo obliga a pagar, convirtiéndolo en su pareja. Conoce a Milton, es el hermano de Ramir y un total conservador, se ha enamorado de la hermana de Ex...