"Cuanto más difícil, mayor es la sensación de victoria."
-Pelé.
Ha pasado un mes desde que comenzaron las clases. Puedo comer tranquilamente con Leia, incluso con sus amigas, a las que, —¡Qué sorpresa!— no les caigo bien, demasiado culta y rara para su círculo popular. A veces me junto con Kamille y Fred, pero van muy a lo suyo y no quiero sentirme una sujeta velas, por lo que les he dado un poco de esquinazo. Continuo yendo a alguna fiesta, pero decidí apartarlo a unicamente los sábados, necesito sentir la paz que solo me dan los libros o la voz de Matthew (esto último nunca lo admitiré en voz alta).
Él siempre está pegado a mi culo, por alguna extraña razón cada día está más encima de mí. Recrimina a la gente que me ofrece bebida, como si yo no tuviera boca, parece mi padre en algunos momentos y eso me desquicia. También me acompaña de vez en cuando a casa cuando finalizan las clases y algunas de esas tardes tardes se queda; yo preparo macarrones mientras él canta.
Lo observo mientras entra en clase, recibiendo un toque de atención por parte de la profesora. Cuando pasa por mi lado para sentarse en su pupitre me doy cuenta de sus ojos rojos y el olor a alcohol que emana, edor que ni su perfume de siempre consigue disipar. Ninguno de los dos hemos hecho la tarea, por lo que la profesora de matemáticas tiene la brillante idea de castigarnos a la hora del recreo para terminar lo que no hemos ni empezado. Cuando suena el timbre no me muevo, haciendo los ejercicios atrasados e intentando adelantar lo máximo posible para no llevarme tarea a casa. Noto como mi silla se mueve y entrecierro los ojos, intentando hacer caso omiso, pero él sigue. Giro mi torso para mirarle y me sonríe sin dejar de mover mi silla con el pie. Suelto un suspiro de cansancio que puede escuchar perfectamente y cuando creo que ya ha decidido dejar de molestarme, se sienta a mi lado de golpe. Decido ignorarle pero se dedica a molestarme y a rallar mi libreta. Ya cansada le propino un buen golpe en el brazo.
—Eres mala. —Suelta en un puchero.
—Borracho —digo de mala gana, me está enfadado la actitud infantil que está teniendo.
—No vuelvas a decirme eso. —Me mira de la manera más fría que sus océanos azules se pueden permitir y apoya la cabeza en el pupitre, quedándose dormido.
El pelo rubio le cae sobre la cara, ocultándola, y cuando suena el timbre y él no despierta, yo tampoco me voy a la siguiente clase. Me quedo inmóvil contemplando cada rasgo de su angelical rostro cansado.
A la hora siguiente el aula se llena y el profesor nos manda a dirección por saltarnos las clases cuando entra, llamándonos rebeldes sin causa, cosa que nos hace reír, no solo a nosotros, si no a todos los allí presentes, lo que le enfurece aún más.
—Justo tenía que tocar el más borde —masculla el alto, colocándose el asa de la mochila en el hombro derecho.
Antes de llegar al despacho Matt toma mi mano y empieza a correr tirando de mí hacia la salida haciendo caso omiso a mis intentos de zafarme. No entiendo nada, ¿este es el chico que, en teoría, no suspende nada?
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Apuesta ¿conseguida? (1) #PGP2024
Teen FictionAlyson regresa a su pueblo con un claro objetivo: recuperar los recuerdos que su mente ha bloqueado. Pero no es solo la verdad la que busca; Alyson también tiene una cuenta pendiente con Matthew Hemmings, el popular capitán del equipo de fútbol que...