31. Sentir nos hace humanos

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"De lo que tengo miedo es de tu miedo."

-William Shakespeare


—Deberías volver al fútbol —suspiro mirando a Matt, sentado a mi lado en las gradas mientras esperamos a que empiece el partido

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—Deberías volver al fútbol —suspiro mirando a Matt, sentado a mi lado en las gradas mientras esperamos a que empiece el partido.

Estamos aquí solo por ver a Leia, aunque desde las palabras de Paul no me he acercado mucho a ella, no puedo evitar estar enfadada. Me oculta demasiadas cosas y eso no me hace sentir para nada bien. ¿Hasta qué punto es buena tanta sobreprotección?

Me pregunto qué secretos guarda bajo esa sonrisa, qué razones tiene para mantenerme alejada. ¿Es por mi propio bien, como insiste Paul, o hay algo más detrás de todo esto? La sensación de ser apartada, de estar fuera de todo lo que el resto conoce, me consume por dentro, dejando un sabor amargo en mi boca.

Observo a Matt de reojo, preguntándome si él también percibe la tensión en el aire o si está demasiado absorto en sus propios pensamientos. Aunque parece tranquilo, su mirada es más profunda de lo habitual, como si estuviera sopesando algo en su interior. Tal vez sea solo mi imaginación, pero últimamente no puedo evitar sentir que algo ha cambiado entre nosotros, como si hubiera una brecha que se agranda cada día más.

Cierro los puños con frustración, deseando poder sacar todas estas emociones de mi pecho y enfrentar a Leia, exigirle que me diga la verdad. Pero algo me detiene, un miedo irracional a lo que podría descubrir, a lo que podría perder si las cosas no son como yo las imagino. ¿Es esto lo que se siente estar atrapado entre el olvido y el deseo de recordar?

—En verdad el fútbol nunca me ha gustado. —Se lleva el dedo índice a los labios.

Su respuesta me choca. Realmente no puedo creer que algo que se le da tan bien y que pareció disfrutar antaño no le guste.

—¿Entonces por qué jugabas?

—Te ayuda a subir la nota. —Se muerde el labio, volviendo a centrar toda su atención en el campo—. Era algo que necesitaba a toda costa.

Entonces recuerdo mi conversación con Leia, en la que me comentó que Matt siempre ha sido dedicado a sus estudios, dispuesto a hacer lo que sea necesario para mantener sus notas altas.

—¿Entonces ya no?

Niega con la cabeza mientras el peliverde se aproxima con tres vasos grandes de Coca-Cola.

—Ya no me hace falta, como te dije. —Hace una pausa cogiendo el vaso que le tiende Paul —. Lo que buscaba ya lo he encontrado.

El chico de ojos verdes nos observa en silencio antes de sentarse a mi lado, sin apartar la vista del rubio, el cual lo contempla con semblante serio.

—No voy a decir nada. —Hace un gesto con la mano bebiendo de su vaso, buscando con la mirada a Leia, la cual calienta con su grupo en una esquina del campo.

Apuesta ¿conseguida? (1) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora