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"¿Juegos del destino?"

"Cuando pienso en el amor que siento por ti, cierro los ojos y pienso… Mejor los abro, porque me voy a quedar dormida"

[...]

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[...]

Ella no sabía que ocurría, bajo una habitación oscura solo podía verse a ella misma sentada en la esquina de una cama, vislumbrado una segunda figura que parecía la de un hombre.

Con una vestimenta pulcra y costosa, lo que más le sorprendió es que ese hombre digno incluso estaba dispuesto a arrodillarse sobre una rodilla y besarle lentamente los dedos de los pies, tan devoto como un creyente bajo la luz de la luna. Pero cuando levantó los ojos, ese par de ojos de color azules se oscurecieron, y cuando sonrió, parecía una bestia sedienta de sangre.

Con una sonrisa, y la mitad de su rostro escondido en las sombras, sus dedos ligeramente fríos acariciaban sus pestañas temblorosas.

"—Tu ojos son tan hermosos, Uta, ah... es una lástima, solo puedan verme a mí—."

Se vio a si misma llorar mientras lo evitaba, mostraba su miedo y horror, pero incluso cuando lo pateó con sus pies, el hombre no parecía molesto por el contrario la empujó y arrastró hacia la cama, aún cuando forcejeaba e intentaba huir,  pero él la agarró por los tobillos como si fuera un grillete.

El solo se reía por su inútil lucha, como una bestia que observa a su presa, parecía encontrar divertido atormentarla.

Bajo su mirada cruel y palabras suaves, el la abrazaba como si la estuviera consolando para que se rindiera. Sosteniendo la como un gatito, el hombre la sentó en su regazo, riéndose en su oído mientras le decía fríamente

"—No es eso lo que querías? He hecho mucho por ti, ¿por qué sigues infeliz?—."

Su voz era baja y magnética, pero asustó mucho a Utahime. El hombre con su mano apartó y peinó los mechones de  cabello desordenado, se lo sujetó detrás de la oreja y suavemente la persuadió:

"—Uta, sonríe un poco para mí, ¿de acuerdo? ¿Mmm?—."



— ¡AHH!— Utahime gritó logrando respirar en su habitación. No supo porque estaba tan feliz y tranquila al descubrir que se encontraba aquí y no en aquella pesadilla, incluso fue peor que aquellos sueños de personas muertas que tuvo desde el intento de asesinato.

Ella estaba extremadamente inquieta cuando se quedó dormida. Había sufrido de pesadillas e insomnio desde aquel intento de asesinato, aunque no era la primera vez que veía a personas morir, le era difícil acostumbrarse.

Aún así, se obligo a descansar, ella pasaría una noche ajetreada en esa reunión. No sabía cuántas canciones tendría que tocar o cantar, pero sabía que sería más largo que otras veces.

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