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"Un cliente inusual"

"El problema es que yo escribo “sexo” y tu lees “amor”.

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—¿Podría quitar su mano?— Utahime no pudo controlar su expresión facial, incluso su voz sonaba fría y no ocultaba su desden.

Con algunos clientes como Gakuganji, que le agradaban o no pasaban sus límites podía ser cordial e incluso amable, pero parecía que este idiota no había escuchado sus historias.

Si Mei Mei era un mujerzuela que robaba fortunas, Utahime podría ser más atemorizante y terrorífica para aquellos que detestaba, incluso si está persona era alguien de un clan importante.

Ella una vez había amenazado en secreto a uno de los clientes que intentó sobrepasarse con sus límites con castrarlo.

Aunque ella creía que estaría haciendo un bien a muchas personas y al mundo si castraba a ese bastardo de cabello blanco, tampoco sería tan estúpida de hacerlo en un momento de irá.

— ¿Oh? ¿Estás enojada?~, pero si aún no he hecho nada malo— Gojo no se sintió amenazado en lo más mínimo por la mirada punzante de esa mujer, por el contrario, lo encontró un tanto bonito, incluso algo Adorable.

¿Adorable?

Ese era un terminó que Gojo rara vez usaba, la última vez que se refirió a algo así fue cuando era niño mientras comía sus dulces favoritos que tenían forma de conejos.

Observo como esa mujer se mordía los labios con indignación a la vez que sus pestañas temblaban. Se preguntó cómo sería si lloraba, ¿Mostraría una expresión de agravio?, se sintió curioso e incluso algo emocionado al imaginarlo, la mano esbelta y grande que seguía sostenía sobre el pecho de la mujer se movió aplicando algo de fuerza.

— ¿Acaso sus oídos están dañados? — Utahime reaccionó al movimiento de ese hombre sobre su cuerpo, con algo de vergüenza e irá mezcladas, agarro la mano de aquel hombre.

— No son los más grandes que he tocado pero tampoco los más pequeños— Gojo tarareó, sus pensamientos vagaron a qué los pechos se sentía suaves incluso debajo de las capas del kimono.

— ¿¡Qué!?— Utahime jamás había conocido a alguien tan descarado, incluso esos hombres que detestaba y llamaba perros lujuriosos quedaron en segundo lugar si los comparaba con este hombre.

Decidió regresar y buscar a Nobara y Maki, ella no aguantaba ni un minuto más en ese lugar, primero se enteró que gente del shogun estaba aquí, y ahora estaba ese bastardo, no sabia porque su suerte era tan mala, que todas las desgracias parecían estar reunidas en un solo lugar.

— Aunque tu figura es pequeña— Gojo no pudo evitar recordar la imagen de ella con su vestido rojo, recordaba perfectamente la forma de su pequeña cintura y cuerpo esbelto.

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