"¿Que es más fuerte? Mi orgullo o tu prejuicio"
"Te habrán impresionado las cosas sucias que te escribo. Quizás pienses que mi amor es una cosa sucia. Lo es, querida, en algunos momentos"
[...]
[...]
En muchas ocasiones los sueños son el reflejo del inconsciente donde, incluso antes de nacer, quedar registradas las emociones y deseos.
Desde aquel día, en que la vió bailar, ella lo visito todas las noches en sus sueños, el no podía acercarse a ella, ni hablarle, solo podía observarla.
Se veía igual que aquella noche, con un traje rojo, sus pasos ligeros parecían acercarse a él y tentarlo, solo que nunca llegó hacia él.
Hasta esa noche, aquel día después de que fracaso en intentar persuadirla. Había regresado cansado y confundido, incluso sentía su cabeza palpitar por la molestia, pensando si ella volvería a aparecer esa noche.
Lo hizo, solo que está vez era distinto, el podía moverse y ella se acercó hasta que sus cuerpos estaba separados solo por unos centímetros.
Aquel sueño nítido, se volvió claro, pero aún así no fue capaz de creer que, ella estuviera frente a él, con una sonrisa coqueta y mirada provocativa, su boquita roja mostraba los labios húmedos que se acercaron a su cuello.
"—¿Lo quieres?—".
La voz suave y delicada, ronroneo con provocación, mientras sus pequeñas y delgadas tocaban su pecho, el suave tacto de las yemas de sus dedos sobre su piel, fue como una corriente eléctrica que recorrió todo su cuerpo, no quería admitirlo, pero le encantaba.
Quizás desde el primer día que la vió hablarle de esa manera tan grosera quedó encantado, ¿Será que era un masoquista?, nunca lo consideró, ya que, alguien como él, encontraba placentero ver el dolor en otras personas.
No era un buen hombre, ni si quiera una buena persona, pero quizás no era el peor, por lo menos no atacaba a personas que no lo provocaban.
Pero esa mujer lo volvía loco.
No sabía si quería verla llorar o sonreír, se había vuelto como una bestia sedienta que solo podía pensar en sus instintos más primitivos.
Cómo en esta situación, sabía que la mujer delante de él, era un producto de su inconsciente, que ella nunca le sonreía así ni le daría tales caricias.
Pero aún así, no pudo ahogar el sonido de los latidos de su corazón palpitando, mientras la mujer sentada a horcajadas sobre él, se movía de manera erótica, dando leves movimiento circulares sobre su pelvis.
Poco a poco la ropa fue abandonando sus cuerpos, incluso si era solo una ilusión, podía sentir la calidez, su nariz picaba bajo su aroma seductor. Ella acariciaba su cuerpo, haciéndolo jadear, sin poder evitar la lujuria contenida en sus ojos.
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CANARIOS
Romance"Creemos que los pájaros enjaulados cantan, cuando en realidad lloran." John Webster Si fueran otras personas ellos serían capaz de amarse libremente.