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"Loco"

"La obsesión no implica querer a alguien, sino sentir que sin la otra persona no podemos vivir"


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Lunático.

Esa era la perfecta descripción de Satoru Gojo en la mente de Utahime, sino, ¿De que otra manera podría ser que actuará así, sino estuviera desquiciado?.

En especial su mirada.

Quizás por primera vez ella lo contempló tan cerca, observando sus ojos azules, eran hermosos demasiado para ser humanos.

Aquellos orbes celestes parecían reflejar todo el cielo azul y nubes blancas. ¿cómo podía alguien tener ojos tan deslumbrantes? Incluso si quería negarlo no podía evitar mirar y contemplar sus ojos.

Hasta que su mente la abofeteo, estaba tendida en el suelo siendo presionada por alguien que posiblemente quería violarla.

¿Cómo podía actuar de esa manera? Utahime estaba avergonzada , confundida y nerviosa. Sintió que ella no era mejor que esas mujeres que se lanzaban sobre él y buscaban maneras de complacerlo.

Ella las crítico como tontas, ¿Que era lo que las atraía locamente hasta el punto de actuar de esa manera?. Quitando su trasfondo noble y apariencia, Utahime solo podía ver su desagradable comportamiento.

Pero por un momento se dejó hechizar por alguien como él.

!Ella se había vuelto loca!

Mientras Utahime se regañaba mentalmente, Satoru también le dedicó varias miradas.

El no actuó tan rápido como esperaba, aunque en aquel momento solo quería asustarla un poco, no espero que al tocar el cuerpo cálido y suave, le fuera una tortura separarse de él incluso si eran tan solo un segundo.

Era mejor de lo que había imagino en aquella fantasías, incluso con la tela gruesa de su kimono, Satoru podía sentir todas las líneas y curvas de su figura.

Los rasgos contorsionados y apretados en una mueca de irá, le parecieron el acto más adorable, como si un pequeño conejito inflar sus mejillas mientras comia.

Ella también parecía un poco perdida y confundida a la vez, mientras se quedo murmurando palabras incoherentes que apenas eran audibles.

Su cabello negro se había movido un poco debido al golpe, haciendo que casi se destruyera su peinado, dejando libres varios mechones enredados que caían sobre su frente y mejillas.

Tiró de los oscuros mechones, haciendo que las su moño se desarma y todo su cabello callera sobre sus hombros, jugo con ellos, alisándolos y entrelazándolos entre sus dedos.

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