El calor que hacía en la calle era abrasante, no asomaba ni un ápice de viento, por lo que se sentía estúpido por haber traído consigo una chaqueta, ahora no era más que una carga. Tal vez se la había llevado por hacer tiempo. La sostuvo con más fuerza contra sí y frunció el ceño. Éstupida Tess. Estúpida Tess. Estúpida Tess. Éstupida Tess. Estúpida Tess. Estúpida Tess. Éstupida Tess. Estúpida Tess. Estúpida Tess. Aquellas dos palabras se repetían en su cabeza una y otra vez, e iban acompañadas por los gritos y empujones de la aludida. Era una niña, una niña que sólo sabía meterle en problemas, hacerle daño, burlarse de sus amigos, burlarse de él, ser una egoísta y una malcriada, pero áun así, aunque fuera la "estúpida Tess", era su Tess. Y la había perdido. Tal vez para siempre.
Su corazón latió más rápido cuando todo eso llegó a él de golpe, y se apresuró en aligerar el paso. No tenía ni idea de dónde ir o qué hacer, sólo quería olvidarse de todo lo sucedido.
-¿Sam?- una voz sonó a sus espaldas, una voz que conocía muy bien. Pensó en hacer como que no la había oído y seguir con su caminata sin rumbo, pero conociendo al dueño de la voz, eso no le funcionaría.
-Hola, Kent...-dijo cuando se dio la vuelta.
-¿Un sólo "Hola"? ¡No te he visto en semanas!- su amigo fue hacia él y le dio un golpe en la espalda a modo de saludo.
Sam miró hacia otro lado, evitando en contacto visual -Lo sé.
Su amigo inclinó una ceja. Sam parecía estar pálido y no tenía muy buen aspecto -Mackenzie ha ido a tu casa, ¿no?- tal vez por ello se encontraba así, podría ser que había tenido una pelea con ella. Algo no que no sería muy inusual.
-Sí, fue hace como media hora.
-Te habrá dicho lo de esta tarde- le apretó un poco más y sonrió, esperando a que se animara. Pero no lo hizo- ¿Estás bien?- ahora se daba cuenta. Además de estar pálido, tenía los ojos húmedos.
-Claro, sólo estoy un poco mareado y...- sus palabras se entrecortaron.
-No me digas que te vas a poner a llorar- bromeó para animar el ambiente y lo que trajo consigo fue eso mismo, una profunda tos al que le siguirieron un par de lágrimas. Ya no había vuelta atrás. Sam comenzó a llorar desconsoladamente, como nunca lo había hecho en su vida, no desde que tenía al menos siete u ocho años.
Kent se quedó petrificado, pero supo reaccionar conforme fue pasando el tiempo -Sam...tío, ¿qué ha pasado?- le sostuvo entre sus brazos mientras dejaba salir todo aquel torrente de emociones que llevaba dentro.
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Estaban los dos sentados en el banco de un parque. Sam había dejado de llorar, pero aún seguía con la mirada perdida y distante. No había abierto la boca desde que comenzó a llorar de improvisto. Kent se había quedado a su lado y lo miraba muy preocupado.
-¿En serio no quieres hablar de ello?-dijo por fin sin quitarle ojo de encima.
Pareció reaccionar, pues le miró a los ojos y negó con la cabeza -En serio, no es importante.
-¿Cómo?- su amigo casi rió, pero supo controlarse. No quería que volviar a romper a llorar de nuevo- No te había visto llorar desde que éramos así, por lo que ese "algo" sí que es importante- se cruzó de brazos, esperando a que le dijera la verdad, o al menos parte de ella.
-Déjalo estar- no se lo iba a contar, claro que no- Es sólo que...
-¿Tienes mucha presión?- comentó intentado romper el hielo.
<<Se podría decir que sí>> pensó cabizbajo.
-Así es- dejaría que creyera que era por eso. Kent podría pensar que todo esto era debido al trabajo que debía antender tanto en el restaurante en el que trabajaba su madre como en el taller del que era dueño su padre. También el tema de las notas y los estudios podía colar sin ninguna complicación.
Kent suspiró y le dio un codazo- Es que haces de todo. Yo sólo estudio y cuido de vez en cuando a mis primos los sábados por la noche, pero tú llevas una buena cruz encima. A veces me pregunto si tan siquiera descansas...-le miró preocupado- No se te habrá ocurrido doblar turnos o algo así, ¿no?
El chico negó con la cabeza- Más adelante lo haré, pero por ahora no.
-¿Quieres morir o algo? Necesitas descansar y olvidarte de todo.
-No necesito eso- replicó pateando una lata que había próxima a su pie.
-Sí que lo necesitas- insistió su amigo- por eso te vas a venir con nosotros hoy, toda la pandilla.
-Lo menos que quiero hacer es irme de fiesta, Kent- aunque al momento que dijo aquello, cambió de parecer. Podría ser la mejor solución. Ir con sus amigos, pasarlo bien, beber algo...la convinación perfecta para olvidarse de lo ocurrido con su hermana. Y tenía pensado llegar tarde a casa, muy tarde. Puede incluso que ni siquiera la pisara aquella noche, ya tenía dieciocho años y prácticamente era legal hacerlo- Sabes qué...- sonrió de lado y se frotó los ojos- tienes razón. Vamos a salir, y no pienso irme temprano ni nada parecido. Quiero quedarme todo el tiempo posible ahí fuera con vosotros. Me lo merezco.
Kent sonrió y le dio una palmada en la espalda- Así se habla, tío.
Cogió el móvil y lo apagó tal cual. No quería recibir llamadas aquel día, aunque de la forma en la que se había puesto Tess, dudaba que se le ocurriría llamarle.
Se levantó del banco y se estiró- Llama a Mackenzie, esta noche va a ser épica.
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Bella Cielo
Non-FictionSam Way es un chico simpático que siempre trae una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Es sencillo, amable, guapo y cuenta con una extensa variedad de amigos y conocidos. A diferencia de su hermano mayor, Tess Way es egoísta, petulante y solitari...