Tess

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La tercera mesa de la izquierda estaba libre. No era el sitio predilecto que hubiera elegido, pero bastaba. De todas maneras sólo pensaba en largarse cuanto antes de allí. El instituto la ponía enferma: sus pasillos, sus asignaturas, sus profesores, sus alumnos...todo. 

Descolgó su mochila y se sentó. La abrió y sacó el móvil para mirar la hora, quedaba un recreo y dos clases más para salir de aquel infierno.

Todavía le faltaban dos años para terminar secundaria, aunque si fuera por ella ya se habría ido mucho antes. Sentía que en aquel lugar perdía el tiempo, no tenía interés por nada en especial y lo único que hacía era pasear los libros de un lado a otro hasta el mediodía.

Su profesor de filosofía llegó al cabo de dos minutos acompañado de unos cuantos alumnos. Se trataba de un hombre corpulento, con gafas redondas y bigotes que le daban aspecto al de una morsa. Tess hizo una mueca, por si fuese poco, llevaba la misma ropa desde hacía un par de días. 

-Sacad vuestro libro de Crítica de la razón pura, hoy intentaremos llegar hasta la página ciento quince- dijo su profesor con una voz temblorosa y entrecortada.

<<Ese tío parece tener miedo hasta de su propia sombra>> pensó Tess cuando disimuladamente escondió su móvil en un bolsillo de su mochila. 

Un último chico entró en el momento justo de tocar el timbre. Lo había visto un par de veces por las aulas y los pasillos del instituto, y según recordaba parecía llamarse Steven o algo así. Para desgracia del muchacho, todos los asientos de la clase estaban ocupados, salvo la tercera mesa de la derecha. Tess vio como poco a poco se acercaba hasta su sitio.

-¿Está libre?- preguntó con simpatía.

Ella lo miró con desinterés y no se molestó en contestar. Cada  vez que le tocaba sentarse al lado de alguien solía ignorarle por completo, y él no iba a ser una excepción.

Steven arrastró la silla para sentarse, ajeno al descontento de la chica -¿Te importaría que compartir el libro?- dijo al ver la portada sobresaliendo por debajo del escritorio -Es que se me ha olvidado y...

Tess agarró el libro y lo sacó para soltarlo bruscamente encima de la mesa del chico- Toma, úsalo tú solo.- le espetó, y con esto se giró en dirección a la ventana.

Su compañero soltó un bufido-Antipática de mierda....normal que estés sola.- dijo en voz baja.

Era la segunda vez que le repetían que estaba sola esa mañana. A ella le dio igual lo que dijese un idiota que sólo veía de clase en clase, pero lo que opinaba él... Sam ni siquiera se había esperado a que ella le respondiese, no notó las lágrimas que florecían de sus ojos, se marchó cuanto antes para encontrarse con aquella panda de arrogantes.

Tess frunció el ceño <<Que le den.>>

****

El pitido volvió a sonar al cabo de una hora, una hora que se hizo eterna pars Tess. Steven había usado su libro durante toda la clase, y en cuanto finalizo lo soltó con la misma brusquedad que ella empleó antes. 

Se tomó su tiempo para recoger sus cosas antes de salir al recreo, total no tenía prisa. 

<<Sólo dos horas más.>>

Caminó por el pasillo lentamente hasta llegar a su guarida. La biblioteca era el único lugar del instituto que no le molestaba, lleno de libros y vacío de personas. Era muy grande en comparación con las demás aulas, y podía perderse por sus rincones perfectamente, como a ella le gustaba. Desde la entrada divisó su espacio favorito-una pequeña mesa de madera rodeada de unas cuantas sillas y un beanbag de color azul- un espacio que ya estaba ocupado al parecer.

Bella CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora