Sam

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 Aquel sábado por la tarde, las cosas estaban lejos de mejorar. 

Había ignorado a Tess durante todo el día anterior, y el anterior, y el anterior...la muchacha parecía haberse dado cuenta de que algo no iba bien. 

<<No puedo hacerlo>> se lamentó mientras terminaba de desayunar <<No puedo hacer como si no hubiese visto nada.>>

Cada vez que cerraba los ojos la veía. Veía cómo gemía y se retorcía entre las sábanas de la cama, cómo miraba su foto y gritaba su nombre con las mejillas sonrosadas. Sam estuvo a punto de echar todo el desayuno al recordar aquello. Su aspecto últimamente lucía horrible, y era consciente de ello. Apenas podía retener algo en el estómago, estaba despistado y confuso, temblaba constantemente y tampoco le era posible dormir, sus pronunciadas ojeras lo delataban. 

Alguna que otra vez intentaba consolarse e imaginar que Tess pensaba en otro Sam mientras se daba placer a ella misma, pero aquello le resultaba tan imposible como olvidar la situación del todo. 

<<Era yo. Yo era el de la foto y me estaba mirando a mí>>

Por desgracia, un reflejo pelirrojo le advirtió de que no estaba solo. A su espalda se encontraba Tess, aún con el pijama y cara somnolienta.

Se pasó una mano por los ojos para desperezarse -¿Hace mucho que estás despierto?

Él agachó la cabeza y evitó mirarla -Sí...- dijo tras una larga pausa.

Tess se acercó a una de las estanterías para recojer un cuenco y llenarlo hasta la mitad de leche y cereales, como solía hacer. Después trató de sentarse en la silla más cercana a su hermano, pero éste se levantó rápidamente como si le hubiera dado calambre. Ella lo notó.

-Estás muy raro conmigo- le dijo sin rodeos al instante- ¿Sigues cabreado por lo que le dije a tus amigas?

<<Si supieras de verdad por qué no te hablo...>> Sam no sabría decir si su hermana se sentiría ofendida o avergonzada por la escena de la que fue protagonista hace dos días, aunque no le sorprendería de que mostrara indiferencia. Al pensar en aquello empezaron a picarle los ojos.

-Déjame en paz, por favor- dijo con voz entrecortada- ahora no estoy de humor para discutir. 

Su hermana le iba a responder, pero Sam se marchó de la cocina y cerró la puerta principal tras de sí.

*****

Dar vueltas por los alrededores de su ciudad tampoco ayudaba. Se topó varias veces con la casa de Mackenzie y de Kent, pero rechazó la idea de contarles nada al respecto. Caminó a lo largo de su instituto, el Ramsay Lane, y de su jardín de infancia, el Flodden Wall. También llegó hasta el restaurante donde trabajaba su madre, pero no se le ocurrió entrar ni por asomo, lo único que le apetecía en aquel momento era estar completamente solo.

Con tan si quiera recordar que dentro de un par de horas debería de ir al taller de su padre, el cerebro le empezaba a dar vueltas en la cabeza. Tenía que librarse de ir como fuera, no se veía con fuerzas de reparar nada cuando estaba roto por dentro. 

<<Ojalá tener ya los dieciocho>> todavía le faltaban dos meses para cumplirlos, dos meses que le parecían muy lejanos. Si fuera mayor de edad, podría desaparecer una temporada para alejarse de Tess, y así perder de vista aquellos pensamientos e imágenes. Pero lamentablemente, en aquel momento no existía esa oportunidad. 

*****

Llevaba recorridas bastantes calles cuando cayó en la cuenta de que debía de llamar a su padre para decirle que hoy no podía ir a trabajar. Metió la mano derecha en el bolsillo de su chaqueta, pero dentro no estaba su BlackBerry, hizo lo mismo casi al momento con los bolsillos de los vaqueros, y tampoco había nada. 

<<Mierda, me la habré dejado en casa>> la sola idea de volver a casa y vivir la experiencia del miércoles le ponía los pelos de punta <<Esta vez llamaré al timbre sin ninguna duda, me da igual molestarla o no>>

*****

Hizo sonar el timbre de su casa un dos veces, y a la tercera Tess abrió la puerta.

-Ya pensaba que no volverías.- comentó con frialdad.

-He venido porque me he dejado el móvil y tengo que llamar a papá- respondió en el mismo tono- además, hace un calor horrible.- sin querer, su mirada se trasladó fugazmente al cuerpo de su hermana. Iba vestida con ropa de hogar: un par de pantalones cortos ajustados, unas sandalias negras y una camiseta básica de color rosa palo; por los pequeños bultos que florecían por debajo, pudo comprobar que no llevaba puesto el sujetador. 

Tess lo pilló y sonrió con sorna - Sí, mis pezones se erectan por el calor, no por el frío. Soy un alien. 

Sam amplió los ojos y se puso colorado- ¿A qué viene...a qué viene eso?

-Vamos, se ha notado poco- dijo en forma divertida- ¿Te gustan?- y con esto comenzó a juguetear con el tirante de su camiseta.

Él la apartó a un lado para poder entrar- Para de hacer la idiota, no tiene gracia.

Tess chasqueó la lengua- Cómo quieras- empezó a andar en dirección a su dormitorio y acto seguido se metió dentro dando otro de sus habituales portazos.

Sam se sintió aliviado de haberla vuelto a perder de vista. Buscó con la mirada su móvil, y lo acabó localizando encima de la mesa del salón. Lo cogió y comenzó a teclear.

Papá, hoy no voy a poder ir al taller. Me encuentro un poco mal del estómago, lo siento. Te prometo que te recompensaré.

Le dio a enviar y listo. Sabía que iba a fastidiar muchísimo a su padre, y era lógico; al faltar Sam sólo quedarían él y Joff, y no podría solicitar a Aaron, su último empleado, ya que éste se encargaría de estar todo el fin de semana. Pero sinceramente no habría podido concentrarse, de seguro que haría explotar el local entero, era mejor quedarse en casa e intentar recuperar las horas de sueño perdidas. Si es que podía dormir.

<<Pase lo que pase, espero no volver a oír gemidos.>> se tumbó en el sofá, encendió el aire acondicionado y consiguió cerrar los ojos. 

Pero al poco rato notó algo húmedo en los labios. 







Bella CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora