"Takemichi Hanagaki"
Mire a detalle mi segunda casa.... Una casa inundada en silencio... Mi segunda boda, mi segunda vida, mi segunda oportunidad de hacer las cosas bien... ¿Verdad?, nada iba a salir mal, todo tendría que salir a la perfección... Ese era mi deber, mi simple y común deber...
Sinichiro fue un esposo sin igual, no me forzó a nada, era amable y gentil conmigo... 1 año de casados... Pero claro... Muchos me culparon por no cumplir con mi deber... Mi único deber al parecer... Tener un hijo... Pero no fue mi culpa... Sinichiro no quería hijos, al menos no tan pronto y por eso mismo siempre nos cuidamos... Y ahora... Apenas habían pasado 3 meses desde su muerte, el negro apenas había desaparecido de closet, y ahora... Ahora estaba vestida de blanco, un gran vestido pomposo, lleno de brillos, y al mismo tiempo que me hacía sentir que apenas podría respirar, el vestido me apretaba demasiado... Y en aparte lo entendía... Tenía que verme perfecta ¿no? Por que eso es lo que busca un hombre, un cuerpo curvilíneo, pechos e culo grandes... Para desgracia... Yo no lo era, mi abuelo me puso a dieta el mismo día que enterré a mi difunto esposo, por que para el yo... "Ya no eres tan atractiva como hace unos años" dijo el, mis pechos e trasero no eran muy grandes... Pero una tabla tampoco era... El único detalle era que amaba comer... ¿Y quien no? ¿Quién no quiere comerse un pastel de triple chocolate sola? Sin que nadie llegue a joder lo con las palabras de "¿Puedes invitarme un poco? ¿Me convidas?" ¿eso era una glotoneria? Pues si lo era no me importaba... Yo amo la comida, desde un exquisito pastel hasta un delicioso espaguetti bañado en queso derretido... Si, mi único verdadero amor era la comida.
Esto eran tan confuso... Y al mismo tiempo tan irritante... Tuve que morderme la lengua cuando sentí como Emma mi cuñada ahora por 2da vez me apretaba de más el corset.
—¿No crees que esto ya es abuso?— cuestione sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas, odiaba el maldito dolor, en especial por una boda absurda, una vida que claramente para mi no era necesaria... Esto solo era un contrato de intercambio.
—Takemichi, recuerda que ganaste mucho peso mientras vivías con Sinichiro...— Al principio hablaba animada mente sin embargo al decir el nombre de su hermano, de mi primer esposo su voz se apago.
—Sinichiro amaba la comida qué yo hacía, y nunca me limitó... Mi matrimonio con el fue...— me gire a verla y sonrei —Fue magnífico— trate de brindarle una sonrisa cálida, pero yo sabía perfectamente que no lo era, era una sonrisa triste y vacía, totalmente vacía.
—Takemichi, no llores, por favor, el maquillaje se va a estropear— parpadee y solo asentí, sabía que mis ojos se estaban inundando con las lágrimas pero aun así me controle —Además... Seguiremos siendo cuñadas, verás que Manjiro te tratara muy bien—
—Ja... Eso espero— y lo decía totalmente encerio, solo lo había visto 3 veces... Y solo hablamos en 1 ocasion.
—Ya veras que si, además el organizo toda la boda, hasta el mínimo detalle—
—Se lo agradeceré apenas lo vea— Cuando Sinichiro murió en aquel accidente tuve un colapso, como si mi cerebro se hubiera desconectado, y cuando me di cuenta mi abuelo ya me había comprometido con el hermano menor de mi difunto esposo, para que la alianza siguiera entre ambas familias y así yo pudiera cumplir con mi deber, aunque algo que aún no entendía era ¿por que no esperar más? ¿Cual era la urgencia?.
—Te vez totalmente hermosa— hablo Emma, dejando que me mirara al espejo, este vestido era totalmente lo opuesto a lo que había usado en mi boda con Sinichiro, este vestido era glamuroso, lleno de brillos e incluso de diamantes, sabía reconocerlos, y sin duda esto me sorprendía, era un vestido hermoso, no podía negarlo, a diferencia del que use con Sinichiro, ese había sido un vestido simple, sin brillo, la diferencia era monumental, cualquiera diría que incluso parecía que estaba festejando la muerte de Sinichiro.
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Dulces Mentiras
FanfictionTakemichi Hanagaki de Sano, es la mujer perfecta... La esposa ideal callada, educada, bien portada... Una total sumisa, es la mujer que cualquiera desearía tener... Y por eso mismo Manjiro la tomo solo para el, le pertenecía, ella era suya, solo de...