#4

2.4K 193 20
                                    

Takemichi Hanagaki

No a existido situación en la que no me sienta incomoda... No recuerdo mucho de lo sucedido cuando tenía solo 5 años... Solo recuerdo cuando mi mamá me dio un fuerte abrazo, me beso la frente con tanto cariño e afecto que yo antes de dormir mire al cielo obscuro adornado con estrellas que brillaban de una forma hermosa... Pedí que siempre me diera un beso a la hora de dormir, que me demostrará cuanto me amaba, por eso fue para mi ese beso dejaba en claro que ella me amaba, qué yo era su bebé, su amada hija...

Pero... Solo fue una farsa... Algo que a decir verdad solo fue un sueño, una leve esperanza que se rompió como si se tratara de una burbuja qué con un simple toque desapareciera, esa noche, ese beso de mamá... Esa tierna, inocente y falsa muestra de amor me hizo creer que ella me amaba, qué ella me quería, esa noche fue la única vez que no me sentí incomoda, pero como todo... Tiene su fin... Por que esa mañana apenas bajando las escaleras escuche los gritos y mi corazón se partió en mil pedazos, como si se tratara de un rompecabezas, uno qué... Cada día intento armar de forma estúpida e equivocada.

—¿Donde estabas?— apenas había dado 3 pasos dentro de la casa, cuando escuche su voz, haciéndome temblar... Nuevamente estaba esa presencia que me asustaba.

—Salí a comprar algo—

—¿Para eso tanto tiempo?—

Me quede totalmente quieta en mi lugar, tragando en seco, dejando que el se acercara, tenía la cabeza agachada, mirando fijamente al suelo, y podía sentir su mirada sobre mi, quería llorar, quería salir corriendo pero solo me quede paralizada.... Sentí como me arrebato las bolsas qué tenia comenzando a sacar articulo por articulo, lanzando los al suelo, cada uno de ellos.

—Te tardaste 3 malditas horas en volver a casa— Gruñó, haciendo que temblara y apretara mis puños —¿Pensaste en escapar de mi?— parpadee y al fin alce la cabeza.

Claro que lo había pensando, claro que quería escapar pero... Si ya había soportado un infierno al lado de Sinichiro, Emma y el abuelo Sano... Lidiar con solo uno de ellos ¿sería más fácil no?... Negué con mi cabeza y quise agacharme para recoger todo lo que estaba en el suelo pero sentí las manos de Manjiro en mi hombros, sujetando me con fuerza acorralamdome contra la pared sus manos estaban aplicando tanta presión que solté un quejido de dolor.

—Contestame cuando te pregunto algo— volvió a gruñir, como si de un perro rabioso se tratara —¿Te viste con alguien? ¿Por que demonios tardaste tanto?— mire hacia el suelo, mi cabeza agachada no me sentía capaz de verlo a la cara, en especial cuando mi cabeza aun daba vueltas a todo lo sucedido, a todo lo que había escuchado —¡Contestame Takemichi!— grito sujetando me con más fuerza e golpeando me contra la pared, y sin darme cuenta las lágrimas salieron de mis ojos, quería llorar.

—Perdoname... No volveré a tardar tanto en salir— Susurre con un hilo de voz mientras las lágrimas bajaban por mi rostro —Disculpame por favor— suplique, sintiendo como si un nudo se hiciera en mi estómago y estuviera subiendo lentamente por mi garganta —Hace tanto tiempo que no salgo que me distraje con facilidad... No note la hora, perdoname por favor— sentí sus manos soltarme y sin poder evitarlo caí al suelo de rodillas.

—Pediré algo para que comas...— Hablo dándome la espalda y comenzando a caminar encerrando se a la habitación qué yo suponía qué era su oficina.

Quise levantarme apenas escuche como la puerta era azotada para que esta se cerrará  pero una vez más mi cuerpo me fallo estaba totalmente paralizada así que solo me límite a abrazarme a mi misma e comenzar a llorar a mares, era tan tonta y tan estúpida ¿Por que permitía siquiera qué alguien me tratara así?







Dulces MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora