XIII

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Lucci había regresado más enojado que nunca a su oficina, el blanco lo estaba irritando, el silencio pulcro había que estuviera cerca de decirles a todos que gritaran para que el silencio se fuera. Inclusive en su desesperación por intentar regresar a su propio momento, salió de la oficina y fue a un estudio de arte para sujetar muchas cosas y regresar a su oficina como un diablo. Arrancó muchas cosas y lanzó pintura de forma directa a los sitios donde deseaba hasta que tuvo la forma que el deseo y calmo un poco su alma dañada.

Hasta que el cuadro empezó a distraerlo, Kaku tuvo que llevarlo al departamento de Lucci para que esté se concentrará y pudiera seguir adelante, lamentablemente, aquello estalló en el temperamento de Rob. Siguió de forma intensa y rápidamente a desquitarse con sus subordinados, algunos fueron despedidos y recontratados en el mismo día.

Todos evitaban activamente a Lucci para evitar que el tuviera una reacción brusca; además de que él propio departamento de derechos humanos le tenían miedo al jefe cuando no estaba de humor, sin duda un hombre cruel, serio, cínico y que gozaba ver que todos eran tan miserables como él lo era en ese momento.

- Sabes que puedes volver-. Kaku le había dicho en una tarde.

- No se sentiría correcto-. Lucci. Respondió mientras terminaba las notas y firmaba cheques de salarios.

- Él estaría feliz de verte-. Lucci golpeó la mesa, luego respiró un poco antes de responder.

- Si, claro-. Respondió con sarcao y un completo tono benenoso. Hattori, al percibirlo, se subió al hombro de Lucci y eso pareció calmarlo-. ¿Necesitas algo más?

- No-. Kaku suspiró. Su amigo tenía el corazón roto porque alguien por fin había alcanzando sus espectativas y se había metido demasiado adentro de su pecho que lo había hecho suspifar y temblar hasta la demencia.

Rob Lucci nunca volvería a enamorarse si no era Gol D. Sabo.

***

Sabor podría verse en el gigantesco cuadro que decoraba su oficina, de espaldas, viendo por sobre el hombro, con el collar de perlas y sonriendo solo para él. Sabo lo había hecho tantas veces para él que estaba completamente tatuado en su cabeza.

Gol D. Sabo, un chico de veintidós años, un doctorado, lingüista, varios títulos de actividades extracurriculares e inclusive había sido "Boy Scout" en su niñez. De una forma definitiva, no podría ser llamado idiota por nadie, sin embargo en ese momento, se consideraba un gran idiota.

- "Yo puedo, Ace, no creo que el metro de la ciudad sea complicado", maldita sea, yo y mi estúpida boca-. Sabo se quejó, había sido llamado por su hermano para las pruebas del traje que usaría en su boda con Marco, su cuñado había ofrecido ir a traerlo e inclusive Ace se había ofrecido, pero el se había negado porque pensaba que podría comprender las líneas del metro-. Maldición.

- ¿Sabo?-. La persona que había dico su nombre había sido con duda, como si nunca lo hubiera visto antes, pero que lo conocía.

- ¿Si?-. Sabo estaba listo para golpear o huir, dependería el contexto.

- No te voy a secuestrar ni nada-. Él dijo rápidamente-. Soy Jabra, trabajo con Kaku y Rob Lucci.

- ¿Lucci?-. Sabo, de forma inconsciente, tocó su clavícula donde podría sentir las perlas que le había regalado-. ¿Y que más?

- ¡Por favor sacalo de la oficina!

- ¿Eh?

***

- ¡Si no harás una mierda bien hecha, entonces para que me la traes!-. Alguien gritó adentro de una oficina donde Sabo había decidido seguir a Jabra. Todos parecían tensos o a casi nada de tener un colapso mental-. ¡Siguiente!

Como En El Campo, Como En La Ciudad [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora