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MARATÓN 2/4

*Elaya*

Al rato de irse los chicos el timbre de casa sonó. Bajé las escaleras en silencio, no quería pensarlo, pero me daba miedo, estaba sola en casa y no sabía quien era.

Pero todo se desvaneció cuando por la cámara de la entrada vi a belén.

Abrí la puerta de casa y ella sonrío dulce.

-Hola preciosa-me dijo-puedo pasar?-me preguntó y yo asentí, ni siquiera me salían las palabras.

Cuando entro ambas nos miramos, y fue ella la que vino a abrazarme, un abrazo cálido, de madre.

Me quede acurrucada en sus brazos bastante tiempo, ella acariciaba mi cabeza pero ninguna de las dos decíamos nada.

-Como estás?-me preguntó y yo suspiré fuerte, no quería llorar, pero no pude evitarlo-no llores, mi niña-me dijo y eso solo hizo que mi llanto aumentara.

En esta situación me hacía mucha falta mi madre.

-Que pasa?-me dijo secando mis lágrimas y yo cogí aire.

-Nada..-dije encogiendome de hombros y ella cogió mi mano andando hasta el salón.

-que yo sepa las personas no lloran por nada-me dijo y yo la miré- es por mi hijo?-me preguntó y yo negué.

-Tu hijo es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida-le dije entre lágrimas y ella sonrió.

-El jamás imaginaria ahora mismo oírte decir eso-dijo-piensa que le odias.

-Ni aunque quisiera podría hacerlo-le dije y ella cogió mis manos.

-Y si no es por el, entonces, porque estas así?-me dijo mirándome a los ojos.

Me sentí muy vulnerable, y decidí contárselo.

-Si te lo cuento, prométeme que no lo sabrá nadie, y mucho menos pablo-le pedí y ella asintió acercándose a mi.

-Te lo prometo cariño-me dijo secando mis lágrimas.

Le conté todo, y al final las dos acabamos llorando abrazadas mientras me repetía que todo iría bien.

Sabía que era su madre, pero incluso le conté el miedo que sentí cuando Pablo agarró mi muñeca hacia unas horas.

Ella me consoló a la par que lloraba conmigo, ambas abrazadas o cogidas de la mano.

Acarició mi pelo durante un largo rato hasta que conseguí calmarme.

-Sabes una cosa?-dijo y yo la miré-ahora vas a necesitar un tiempo, para sanar-dijo y yo asentí-pero puedes estar segura que si en algo estás equivocada es en que a pablo le vas a dar asco-dijo mirándome a los ojos-el te ama cariño, lleva días enfadado con el mundo pensando que todo esto es por la discusión.

-No estoy preparada para contarle la verdad, no a él-le dije y ella asintió.

-Puedes estar segura que de mi boca no va a salir nada.

Me aseguró.

-Mi hijo te ama más que a él mismo y al barça juntos-dijo y yo sonreí.

-eso es demasiado-dije y ella negó.

-Nunca le había visto llorar como estos días-me dijo y yo cerré los ojos frustrada.

Todo era mi culpa.

No lo dije en voz alta pero lo pensé, y parecía que belén me había leído la mente.

-No quiero que te culpes, esto por supuesto que no es culpa tuya, entiendo como debe ser para ti-dijo colocándome un mechón detrás de mi oreja-te lo digo para que no creas que pablo no te va a querer después de esto-dijo y mis lágrimas comenzaron a salir.

-Ya nunca será igual...y menos si me da miedo hasta que me toque-susurré.

-Estoy segura que con la ayuda psicológica y con el tiempo, vas a volver a ser la misma cariño, que esto te haya pasado no quiere decir que valgas menos que antes, eres una mujer de pies a cabeza y vas a seguir siéndolo-me dijo y sus lágrimas comenzaron a salir a la vez que me abrazaba con fuerza contra ella- esto es muy injusto cariño, pero no es el final te lo puedo asegurar-me dijo y yo asentí contra ella.

Estuvimos mucho rato hablando las dos, lloramos juntas muchas veces.

Tuve el valor de preguntarle por pablo, y ella me contó con detalle lo mal que lo había pasado y estaba pasando pensando que el era el culpable de que yo ni siquiera quisiese salir de mi habitación.

En resumen, la conversación con mi suegra me ayudó también a coger fuerzas. Y después de que ella se fuera, decidí ponerme en contacto con la psicóloga para afrontar el problema desde la raíz.

Ella me contestó rápidamente, dándome una cita para el día siguiente. Suspiré, estaba cansada, pero hablar con belén me había dado una mínima esperanza, podría volver a ser todo como antes? Para ese entonces yo todavía creía que no..

*Pedri*

-Pedri puedo llevar cuatro bolsas, estoy embarazada no invalida-me dijo aurora al bajar del coche y yo pasé de lo que me dijo, ella rodó los ojos.

-Como lo llevas?-pregunté mirando su barriga y ella la acaricio con su mano.

-Bien, bueno, acostumbradome-dijo encogiendose de hombros y yo asentí-el otro día por ejemplo, el ginecólogo me preguntó por Javi nada más entrar-dijo y yo abrí los ojos-todavía aun no me creo que no esté en todo esto-dijo.

-Poco a poco-le dije y ella asintió mientras andábamos hasta su casa-no te habla nunca?-le pregunté y ella negó.

-No te ofendas pedri, pero no me apetece hablar de él-me dijo y a mi una sonrisa se me escapó.

-Me parece bien, que tal si hablamos de la preciosidad que tienes en la barriga, ya tiene nombre?-le pregunté y ella negó sonriendo-puedo participar en la elección?-Le pregunté y ella me miró arrugado su nariz.

-Traeme otro día alguna opción y ya te lo diré-dijo y yo sonreí.

-Trato hecho- dije dándole mi mano para que la estrechara, y ella lo hizo mientras sonreía.

Sabía que ella ahora necesitaba sanar, pero yo no podía evitar intentar encontrarme con ella. Tenía la necesidad de cuidarla, y tenía claro que no iba a perder la oportunidad de poder estar con ella....

(CONTINUARÁ...)

YO TE QUIERO-(PABLO GAVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora