Capítulo 11.

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—¡Por dios! —Jess chilla a mi lado, totalmente emocionada cuando le di la noticia de que ahora Tom y yo somos novios.

Claro que después de habérselo dicho a Killian tenía que decírselo a mi mejor amiga. Mi hermano por su parte me mostró su apoyo, más no se miraba contento con la decisión. Sé que estaba preocupado por mi, por lo que pasará en el futuro con mi padre, la empresa y mi relación, pero desearía infinitamente que él hiciera lo mismo. Que no tuviera miedo a hacer lo que le indica su corazón, tiene que ser feliz.

—Esta muy linda la pulserita —me dice mi amiga mirándola con detalle—. Aunque un poco barata.

La miro con desagrado y ella solo se encoge de hombros. Es cierto que no costó como todas las que ella portaba, que su padre le regalaba, de oro, plata, siendo carísimas. Pero a mí no me importaba eso, tenía más un valor sentimental para mí.

Tampoco juzgo a Jessie, ella está acostumbrada a eso, y su prospecto de hombre es aquel que pueda brindarle todo, y a todo me refiero a; una buena economía, lujos, caprichos, que no le importe gastar en ella miles de dólares en un día con tal de verla feliz. Solo espero que un día pueda encontrarlo.

—Pero dime, Romi. ¿Cómo te sientes tú?

—Obvio que feliz, Jess. Siento que Tom es todo lo que quiero, pero si me preocupa una cosa —hago una pausa dejando de mirar mi pulsera para mirarla a ella a los ojos—. Que pronto acabará el instituto y tendré que irme a California.

—¿Lo has hablado con Tom? —niego con la cabeza—. Deberías, si él aquí puede hacer lo que quiera seguro que no tendrá problema con mudarse contigo a California, ¿no?

No estoy segura de esas palabras. ¿Pedirle a Tom que se vaya conmigo? Tom aquí tiene todo, hace sus carreras de motos, tiene amigos, y aunque no quiero hablar sobre eso, vende sus drogas.

Eso último me hizo pensar demasiado si exista una posibilidad de que se vaya conmigo y de ese modo deje de hacerlo, que ya no las venda y pueda llevar una vida fuera de eso que solamente le hará daño.

Nuestra clase comenzó y tuve que quitarme todas esas ideas de la mente para concentrarme en lo que la profesora nos enseñaba. Quería sacar el mejor promedio, si hago todo lo mejor posible, cuando papá se entere que tengo novio tendré evidencia de que él no es una distracción y puedo perfectamente llevar una relación y mis estudios. Al menos podría tratar de que papá aceptase a Tom.

Al terminar las clases salí casi corriendo del edificio junto a mi amiga, había quedado de ir con Tom nuevamente a su casa, quería enseñarme como tocaba el piano.

Para mí sorpresa al salir me encontré con mi hermano montado en su moto, frunzo el ceño y me dirijo a él, no entendía porque había venido, quedamos en que él se iría a su clase de fotografía y yo con Tom.

—¿Por qué has venido? Te dije que saldría con Tom —le digo una vez que me poso frente a él.

—Tenemos que irnos, Romina. Papá está en la casa y quiere llevarnos a la empresa otra vez.

Siento todo mi ánimo decaer, olvide que así sería algunas veces, que aunque no pasen todo su tiempo con nosotros, no dejábamos de tener padres y cualquier día de imprevisto querrían que estuviéramos ahí con ellos. Aunque fuera solamente para sus negocios.

—Bien, déjame avisarle a Tom.

—¿Avisarme que? —su voz detrás de mí me exalta y me giro rápidamente para encontrarlo frente a mi con una rosa en la mano.

Sonrío sin poder ocultar mi emoción de verlo, siempre tan guapo, su ropa holgada era algo tan característico de él, que me encantaba pero rápidamente recuerdo su pregunta, que me lleva a recordar que tengo que cancelar la salida.

The Reason » Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora