Toda la vida en el instituto y mis padres se han encargado de hablarme acerca de las drogas. Sé que no son sanas, que algunas son legales con el término "medicinales"
No sabía que pensar ahora, si mi padre hubiera escuchado eso seguro que me prohíbe rotundamente volver a ver a Tom y Killian estaría detrás de mi todo el tiempo. Pero la pregunta importante es para mí. ¿Yo estoy dispuesta a alejarme de Tom por esto?
El instituto también nos ha enseñado que nosotros somos responsables de nuestros propios actos. He aprendido que puedes tener amigos que solo se interesen por las fiestas y eso no te hará igual a ti, tú decides que tomar para tu vida y que no.
Lo he vivido con Jessie, ella ama estar de compras, todo el tiempo. Su belleza es algo que siempre está procurando, verse linda y delgada para su futura profesión. En cambio a mi es algo que me tiene sin cuidado, me da igual si me veo linda, si me veo muy delgada o muy rellenita.
Claro que no es algo comparativo con vender droga pero me refiero a que si Tom lo hace no quiere decir que yo vaya hacerlo, o vaya a consumirla. ¿Cierto?
—¿Estás decepcionada? —me pregunta con una sonrisa de lado. ¿Le parece gracioso?
—Intrigada —corregí—. ¿La vendes?
Él suelta un gran suspiro poniéndose de pie mientras desconecta su guitarra, parece que piensa que decirme.
—Hay muchas cosas que aún debes conocer de mi, Romina —empieza— Pero si piensas que soy una mala persona por vender marihuana estás en todo tu derecho de irte.
—No es eso —explique—. Tú lo has dicho, hay cosas que no sé y simplemente quisiera conocerlas.
Una vez que guarda la guitarra me hace una seña con la cabeza hacia la puerta. Tomo mi mochila colgandola en mi hombro y lo sigo. Salimos de su edificio y cruzamos la calle llegando al pequeño parque que había.
Nos sentamos en una banqueta y lo miro aún con curiosidad. Él no cruza sus ojos con los míos, se mantiene fijo en la calle y yo solo puedo prestarle atención.
—La vendo desde hace un año, ¿Recuerdas que te dije una vez que me dedico a hacerle favores a la gente? —asentí—. Pues esto es algo de eso.
Cuando dijo eso creí que hacía pequeños trabajos comunes y le pagaban por eso, no sé, como recogerle el mercado a una vecina anciana, arreglar algo descompuesto, pero no esto.
—Si ellos me piden que venda un porciento, me pagarán —explica—. Yo conozco a mucha gente por las carreras de motos, así que a ellos les conviene tenerme como distribuidor.
—¿Y eso no es peligroso?
El me mira después de tiempo y me sonríe jugando con su arito en el labio, acerca su rostro al mío y suelta casi en un murmuro.
—Lo más peligroso está aquí, frente a mi. Tentandome en todo momento —dice llevando su mano a mi barbilla, sus ojos viajan de mis ojos a mis labios y viceversa.
Me siento nerviosa, él me provoca cierto nerviosismo. Tenerlo tan cerca de mi hace que dentro de mi estómago parezca que hay algo revoloteando.
Me siento emocionada pero con miedo a la vez. Tom me hace sentir segura, tranquila, pero al mismo tiempo hay algo dentro de mi que pareciera decirme "aléjate" y no sabía a qué hacerle más caso.
—¿Puedo? —su pregunta hace volar mi cabeza.
¿Quiero? Claro que quiero. En este momento tenerlo tan cerca de mi lo único que me provoca es querer besarlo. Sentir esos rosados labios sobre los míos y disfrutarlos como nunca he hecho.
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The Reason » Tom Kaulitz.
Hayran Kurgu¿Cómo salir de un lugar que no te hace bien pero a la vez te hace feliz? ¿Esta bien dañarte psicológicamente para obtener algo de felicidad? Se dice fácil pero no lo es, y cuando crees tener el valor de hacerlo es lo que peor se siente.