Ⅻ: Flor del viento

55 9 24
                                    

Con la cámara fotográfica entre sus manos, después de haber acompañado a JiMin hasta el centro de arte, en el que hay una pequeña sala destinada a la fotografía y en la que están guardados los diversos implementos para impartir las clases a las que hasta el momento no se había llegado a interesar por asistir, si bien la fotografía le gusta y se divierte retratando tras el lente de la cámara el panorama que ante sus ojos se muestra, en el hospital se dedicó a explorar otras actividades que no había llegado a realizar antes, aunque el piano fue lo único mantuvo de su vida antes del colapso.

Y gracias a la mediación de JiMin, quien consiguió el permiso para sacar la cámara hasta el día siguiente, es que ahora camino a la habitación en donde evitó la mayoría del día ir, porque al parecer ambos sin decirlo a viva voz, crearon un acuerdo tácito de evitarse, cuando uno llegaba el otro parecía presentir su proximidad y salía del cuarto contabilizando los minutos suficientes para volver.

O al menos eso fue lo que hizo durante toda la tarde en la que estuvo al lado de JiMin y NamJoon, y en las pequeñas escapadas cuando tenía que ir por algo a su habitación, encontrándose con el rastro frío de la ausencia de TaeHyung.

―Tómalo con calma Kook, tampoco estás corriendo una maratón ―expresó JiMin antes de finalmente separarse para que cada uno se fuera a descansar.

―Si, es solo que estoy un poco nervioso ―sintiendo la expectativa anidarse en su cuerpo, acelerando sus latidos tan pesados y estridentes que puede sentirlos tras sus oídos, marcando el compás final de una melodía desgastada después de ser sucesivamente tocada hasta el hartazgo. Un presentimiento que incrementa la necesidad de respirar para mantenerse medianamente calmo y detener el ligero temblor de sus manos.

Las cuales fueron sujetadas una última vez entre las más pequeñas del pelirrojo, dándole la energía que hace un tiempo ya perdió.

―Cuando hagas lo que debas hacer, ve con Nam o conmigo, a quien encuentres primero, porque estamos para ti sin importar nada más que tu bienestar ahora mismo ¿de acuerdo? ―aclaró JiMin sin estar muy seguro de que iba a hacer su dongsaeng, o al menos trataba de no hacerse una idea para no crearse falsas ilusiones que terminarán desalentándolos a todos.

―Así lo haré, hyung ―afirmó JungKook un poco paralizado por los pasos que debía emprender y alejarse de la seguridad que representa el mayor―. Gracias por lo que hiciste hoy.

―Por ti siempre lo haré JungKook, sin importar a donde deba ir y lo que deba hacer mi apoyo será lo único invariable en tu vida ―confesó con exigencia amparada en el remanente pasado que lo guío hasta el presente actual y como en ocasiones anteriores lo aclarara las veces que sean necesarias.

Las palabras sobraron en un tenso momento que el azabache se propuso enfrentar, en medio de un último y trémulo abrazo encontró la añoranza de la amistad y el cariño.

Sus sentidos dominaron sus pensamientos y raptaron la razón que lo hace fijarse sobre los recuerdos y experiencias vividas al lado del castaño. Su atención es retenida por las diferencias que siempre estuvieron allí pero que en su momento interpretó como parte del tratamiento de TaeHyung, ciertas excepciones que solo a él le concedían.

Como los sucesivos permisos para comer en la habitación, los cuales en el último tiempo eran mucho más frecuentes y si tiene en cuenta el tiempo que ya ha transcurrido desde que TaeHyung llegó al hospital, este tipo de excepciones deberían ser menos repetitivas con el paso de los días. O lo extraño que le parecía las pocas terapias grupales que tiene, cuando él en muchas ocasiones quiso solicitar lo mismo de una u otra forma terminaba en dichos espacios hasta que se acostumbró y ya le parecen necesarios dentro del tratamiento, y si para él ahora son fundamentales para Tae deberían serlo con mayor razón, debido a su fobia social.

Clemencia Psicótica || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora